Una gran "Forza del destino" en el Liceo de Barcelona
Anna Pirozzi, Brian Jagde,Artur Rucinski, John Relyea, Pietro Spagnoli, Caterina Piva, Giacomo Prestia, Laura Vila, Mosiés Marín, Dimitar Darlev, Domingo Ramos. Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu. Dirección musical: Nicola Luisotti. Dirección de escena: Jean-Claude Auvray. 9-XI-2024
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Se repuso la coproducción liceísta de "La forza del destino" de Verdi con la Ópera Nacional de París estrenada en Barcelona en la temporada 2012-2013, que nuevamente ha demostrado que si bien no tiene ninguna trascendencia y casi ninguna escena especialmente notable a causa de su minimalismo extremo (una gran mesa, una butaca de madera y algún plafón, telones y un gran Cristo colgado como fondo), por lo menos se adecúa a la trama ideada por Verdi y no interfieren en la acción. Un montaje sencillo pero eficaz, algo que en el siglo XXI no deja de ser hasta cierto punto positivo, frente a los excesos de numerosos registas en cuanto a cambios del sentido de la dramaturgia o con sorpresivos finales de su propia cosecha. En la propuesta de Jean-Claude Auvray habría que alabar el destacado vestuario de Maria Ciara Donato –excepto el harapiento vestido de Leonora en la escena final– y la cuidada iluminación de Laurent Castaingt, pero la dirección de actores peca de anticuada y de poco original.
Excelente, en cambio, la lectura musical de Nicola Luisotti, de gran amplitud y profundidad verdiana, que supo entresacar toda la belleza y carácter de esta gran partitura gracias a una Orquesta Sinfónica del Liceu que ofreció un gran nivel de conjunto en la que destacaron diversos solistas en el transcurso de la amplia partitura como el delicado y expresivo clarinetista.
El coliseo barcelonés reunió un reparto de gran nivel, tanto para los personajes principales como para los muchos secundarios, algo que suele marcar la excelencia en los grandes teatros. Deslumbró el Don Álvaro del tenor estadounidense Brian Jadge, tal y como sucedió con su Maurizio en la Adriana Lecouvreur que abrió este curso del Teatro Real o ya en su día en su debut liceísta en La Gioconda de Ponchielli de la temporada 2018-2019. De gran arrojo y poderío vocal, el tenor mostró una voz bien proyectada capaz de transmitir la entereza, valentía y desesperación del desdichado protagonista. A su lado, la Leonora de Anna Pirozzi demostró que puede ofrecer una muy considerable Leonora, expresiva, de cierto peso y agudos de sorprendente proyección; en todo caso, sufrió un poco al ser más bien una soprano lírica a la que le falta algo de amplitud y rotundidad para el rol. Ambos protagonistas fueron los más aplaudidos de la velada.
Por su parte, el implacable Don Carlo de Vargas del barítono Artur Rucinski fue consolidándose en el transcurso de la función gracias a un bello y homogéneo instrumento, al que solo le faltó un punto más de proyección canora para equilibrar el trío protagonista. El resto del reparto estuvo a un gran nivel, especialmente el solemne Padre Guardiano del bajo-barítono canadiense John Relyea, de voz ancha, oscura y granulada, que recibió también las ovaciones del público del estreno, junto al destacado Fra Melitone de Pietro Spagnoli y la muy sorprendente, por su juventud y calidad, de la mezzosoprano italiana Caterina Piva como Preziosilla. Quizás el solista más endeble fue Giacomo Prestia como un Marqués de Calatrava algo justo de medios vocales. Más que solventes en sus personajes el Trabuco de Moisés Marín, el Alcalde de Dimitar Darlev, el Cirujano de Domingo Ramos y la Curra de Laura Vila.
Cabe destacar una actuación del Coro del Liceu nuevamente de gran nivel, un conjunto que cada vez suena más empastado y con un mayor virtuosismo en su conjunto. Menos interesante resultaron las coreografías a cargo de Terry John Bates, eficaces pero de poco interés. El público disfrutó y aplaudió con ganas una producción sin sobresaltos.