Mircea Cărtărescu: «Los dictadores hoy son elegidos en democracia»
El novelista publica «Theodoros», una biografía ficticia de un personaje real que, se dice, llegó a ser rey de Etiopía
Madrid Creada:
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Mircea Cărtărescu ha roto con su estilo habitual y ha tomado un desvío inesperado al pergeñar una novela histórica que nadie esperaba. Un anhelo que no corresponde a ninguna preocupación ultísima, sino que proviene de una idea original que nació en su juventud. Un proyecto retrasado que ha tomado forma bajo con el título de «Theodoros» (Impedimenta). Sin traicionar su narrativa de ineludible resistencia y su inclinación hacia estructuras de corte novedoso y transgresor, ha tejido una biografía ficticia de gran vuelo creativo. Una obra de obras que se erige como un poderoso homenaje a la literatura y que abarca temas infinitos, pero actuales, como el mal o las imposturas. Una narración que, en el fondo, también es una recuperación de la novela de aventuras a la «Cărtărescu » y parte de la historia de un hombre miserable y fondo moral cuestionable que, por avatares y suertes del azar, acaba por erigirse en un monarca de una tierra mítica, en Tewodros II, rey de Etiopía.
¿De dónde viene esta novela?
La tengo presente desde hace 40 años, pero fue después de la pandemia cuando comencé a escribir. Mezcla alta literatura y literatura popular. Es una novela histórica y una pseudonovela de aventuras. Se puede leer como una obra picaresca, pero también existe en su interior otro libro más metafísico y teológico. La historia ha estado esperando a que llegara un narrador, pero al personaje era real. Hasta los 19 años se conoce su vida con absoluta certeza, pero después desapareció en el sur de Rumanía. Algunas fuentes referían que tras unos decenios se había convertido en rey de Etiopía. Esta teoría tiene una base teórica, pero la intenté hacer real.
Realidad y ficción.
El libro comienza con hechos históricos. Tiene personajes reales, como la Reina Victoria, como sus primeros ministros, y luego integré mi personaje de ficción. Desarrollé personajes históricos en hechos imaginarios. He creado cuentos a la manera de «Las mil y una noches», he descrito batallas como Flaubert y he escrito páginas inspirándome en autores como Cervantes. Por tanto, es una creación histórica y cultural.
El problema no es solo Trump, sino todos los hermanos ideológicos que tiene en otros países»Mircea Cărtărescu
¿En parte somos una ficción?
Las teorías filosóficas dicen que vivimos en una simulación. Todos nosotros podemos ser personajes de una novela. La ficción y la virtualidad se integran ya en el mundo real. En mi historia tengo tres clases de personajes, los de corte histórico y real, los reales que parecen imaginarios, como el emperador de EE UU y los totalmente ficticios. He intentado borrar la huella de lo real y ficticio.
¿No teme que lo ficticio sea más real que lo real?
No siento temor. Es una esperanza para mí. Es la meta de este libro. La meta del libro no es una obra histórica, sino tratar de conseguir un libro donde haya una imaginación sin límites, llena de relatos, parábolas, con referencias a autores como Kafka y Sábato y con una gran dimensión metafísica.
¿Las personas estamos hechas de historias?
La cultura es un kit de supervivencia para el hombre. En la cultura existen diferentes herramientas y todas nos han ayudado a sobrevivir. Una es el mito. Aquí intenté crear un mito, porque un mito es el cumplimiento de un gran sueño. Es la historia de un hombre dominado por una sola idea que tiene la fuerza de llevarla a cabo en contra de todos los obstáculos. En el comete atrocidades, pero finalmente llega a ocupar el trono de un país cristiano.
¿Hay una reflexión sobre el mal a través de este personaje?
Podemos aprender el hecho de qué es el mal. Lo monstruoso forma parte de la definición de lo humano. Para construir a este personaje me he dejado influir por las novelas de dictadores de los autores hispanoamericanos. Nosotros, en nuestra historia, conocemos el lado monstruoso de los dictadores. Pero yo no quise un representante del mal absoluto, sino un ser humano que ha sido obligado a convertirse en la representación del mal. Él es un híbrido. Tiene una condición trágica.
¿Cree que una de las crisis es la preeminencia de la política sobre la imaginación literaria?
La crisis mundial actual viene de la catástrofe de la educación. En las últimas décadas la educación no ha cumplido con el deber de formar ni de informar a las personas. El resultado es el populismo político, que influye en las personas, que se convierten en víctimas de su propaganda. Las redes sociales han contribuido a la infantilización de las personas. En el mundo actual los dictadores son elegidos en democracia y con las premisas de la democracia.
¿Trump?
La victoria de Trump en las elecciones es un síntoma del mundo en el que vivimos. Y es negativo. Es un síntoma que va a tener repercusiones en Europa y que lo cambiará todo. Porque Trump es el único problema, sino los hermanos ideológicos que tiene en todos los continentes. Estoy hablado del resurgimiento de la extrema derecha en Europa. Ahora este fenómeno se va a amplificar y habrá países menos democráticos.