Juan Garaizabal: "Los Reyes de España a nivel internacional transmiten a la perfección ese espíritu de unión global, de juntar fuerzas”
El escultor ha confirmado en esta edición de ARCO su extraordinario momento de explosión de proyectos escultóricos a nivel mundial
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Garaizabal revoluciona con sus esculturas monumentales la memoria del Château d’Ainay-le-Vieil, en el Loira francés. Bajo el mecenazgo de Arielle y Hervé Borne, vigesimosexta generación de propietarios del château y los jardines, declarados patrimonio nacional, plantea 9 “Aberturas”, piezas de gran formato que conectan con el pasado grandioso del lugar, sus diferentes arquitecturas románicas y renacentistas, sus jardines, sus canales…la historia de Francia encarnada en personajes tan apasionantes como Maria Antonieta o Jean Baptiste Colbert, ministro de finanzas de Luis XIV del que los actuales propietarios son descendientes directos. En palabras del propio Garaizabal, en esta exposición que se inaugurará el día 13 de mayo y permanecerá hasta el 1 de octubre, se puede encontrar “absolutamente todo aquello en lo que él cree”, “un tratado de las razones por las que se dedica a la escultura”.
Juan Garaizabal ha confirmado en este ARCO su extraordinario momento de explosión de proyectos escultóricos a nivel mundial. En su decimocuarta participación consecutiva en la feria, precisamente ha exhibido esculturas de pared que forman parte del proyecto monumental que inaugurará esta primavera en en el Loira. Viene de haber expuesto recientemente en Ciudad de México, el Louvre de París, en Shanghái y en la Prince Albert II of Monaco Foundation. Garaizabal ha estado asimismo nominado a los premios Nasher de Dallas.
Además de estas obras, hechas en cobre con su oxidación natural que podían verse en la Galería Álvaro Alcázar, ha presentado diferentes obras de pequeño formato con las que las colecciones más importantes del mundo siguen incluyéndole en sus compras, engrosando una lista en las que ya están MOCA Los Ángeles, la colección de Tiqui Atencio Demirdjian en Mónaco y Londres, Dox Contemporary Art Centre en Praga, Qatar Foundation en Doha o la Peter Raue Stiftung en Berlín.
¿Qué elemento te gustaría recuperar perteneciente a una ciudad del mundo entero?
El proyecto que tengo sobre el antiguo puente de Londres, que recuperaría su lugar original en el vacío que dejó sobre sobre las aguas del Támesis. En él hay muchas cosas. Técnicamente es un gran reto al tener una base flotante que se sumerge, como siempre al límite de lo que se puede…pero en este caso más. Creo que es de las cosas más grandiosas que he imaginado y probablemente empieza a ser factible. Trabajo sobre un boceto en el aire de su construcción central, “Nonsuch house”, la primera casa prefabricada que se hizo en el mundo. Cuatro pisos de altura a los que hay que añadir debajo toda la altura de la estructura del puente. Además, igual que el original hizo en 1579, se construirá en Europa continental y cruzará flotando el canal de la mancha para ser ensamblado en Londres.
¿Qué sensación tiene cuando después de trabajar durante meses en los fragmentos de una pieza la ves por primera vez toda ensamblada en su sitio?
Por un lado, se resuelven de golpe toda la lista entera de dudas, apuestas y proyecciones de todo tipo. Muchas cosas que dentro de mi cabeza oscilan desde un fracaso total a la gloria más absoluta. Cuando veo -y si es que lo veo- que la pieza tiene la capacidad de transmitir cosas que yo he perseguido entonces la pieza deja de ser algo mío, o de mi equipo, y empieza a ser de toto el mundo. Eso es clave porque la existencia de esos dos factores es lo que justifica haber dado el paso de producirla e instalarla. Si no fuera para compartirla y que se relacionara emocionalmente con el público no tendría ningún sentido haber comprometido recursos en ella, ya que yo en la mayoría de los casos ya la visualizaba perfectamente cerrando los ojos.
¿Qué experimenta cuando un proyecto en el que ya ha empezado a trabajar, por diversas razones, queda en suspenso?
Asumo esa frustración cada vez mejor. Me ayuda mucho ver la enorme cantidad de ideas rechazadas que voy reciclando. Pasa mucho. La gente conoce sólo los proyectos ejecutados, pero hay muchísimos más en estado de imposibilidad. De hecho, todos son imposibles hasta que un día se posibilitan. Casi te diría que en realidad me debería de extrañar más por los que se han materializado.
¿Cómo se desencadena en ti un proceso de creación? ¿Cuál es el inicio?
Mucho de lo que proceso viene de disciplinas ajenas al arte plástico como la historia, la ingeniería, la música, el cine…y los viajes, sobre todo de los viajes. He pasado media vida mirando sitios. Luego, con ese material, es pensar, la soledad, escribir, dibujar…pero también hablar. Se me ocurren muchas ideas hablando casi a gritos en los talleres con mi equipo. Otro factor esencial que desencadena la creación son las peticiones, comisiones y encargos. Cuanto más reconocible ha sido mi trabajo y mi misión y lenguaje artísticos, mejor han sabido los coleccionistas e instituciones qué puedo aportar, y en consecuencia más posibilidades interesantes de intervención he ido recibiendo. Es un hecho que cuando me pedían una cosa cada seis meses yo tenía un ritmo de ideas muy inferior a ahora que ese proceso sucede casi a diario. En cualquier momento y lugar. En cuanto a tiempos, pasa algo curioso. Cuando me plantean un reto para que de una idea no me comprometo a ningún plazo, simplemente digo que volveré cuando de con algo potente. Después, no sé cuál será la explicación, pero el tiempo que pasa hasta que doy con la primera idea que me emociona no suele llegar a dos semanas. Por supuesto hay también algunos que no he resuelto y que no sé si resolveré.
Empezaste trabajando en hierro, acero y luz…y últimamente has estado trabajando madera, motores, porcelana, cristal, ladrillo, cobre…¿qué horizontes se abren con cada material?
Amplían tremendamente las soluciones que acabo de citar. Cuando trabajas como yo directamente todos los materiales con las manos, te llevan a ideas antes, durante y después de producir cada obra. El desafío es conseguir trabajarlos de manera diferente a lo que ya se ha hecho, de manera propia. Se dice muy rápido, pero es muy complicado llegar a esta situación. Además, me obsesiona el reciclaje, la reutilización…en mi estudio se generan los mínimos residuos. Todo debe traducirse en obra. Mínimo de recursos para
generar el máximo de significado. De hecho, ha habido dos obras muy públicas que trabajan directamente sobre las vidas sucesivas de los materiales. “Because there is not Planet B”, obra que hice con Ecoalf o la que produje en Arco sobre la Memoria del Vidrio trabajan sobre este tema del reciclaje. Vidas sucesivas de los materiales, con ayuda de la gente. Obras interactivas. En cierto modo los talleres son para mí lugares de esfuerzo e insatisfacción. Cuando por fin llego a algo salgo pitando de allí. Esa presión continua que se masca en el estudio es clave para las nuevas visiones.
¿Qué importancia das a las filmaciones que se hacen sobre tu trabajo?
La filmación es una de las mejores maneras de extender el debate de las intervenciones artísticas a escala global. El cine es un medio artístico en sí mismo y lo trato como tal. Cuando se pone en marcha un rodaje de un proyecto digo claramente que la única prioridad es que la película en sí tenga pegada. Prefiero una buena película que diga que soy un fraude a un bodrio que me ponga por las nubes. Por supuesto que utilizar el cine como un simple catálogo visual de las obras conmigo mirándolas embelesado está absolutamente descartado. Como con todo, cuando comprendo que hay algo importante en un tema que quiero ir haciendo mío lo que hago es que pregunto sin piedad a los que considero que me pueden ayudar. En realidad, creo que preguntar mucho ha sido fundamental en mi camino.
¿Qué está suponiendo para ti trabajar tanto en Asia en este momento? ¿Cómo te ha llamado la atención que en china se capte tu arte así y que tu pieza monumental permanente “Ever Time Gate” ganase la Bienal de escultura de Shanghái votada por más de 500.000 personas?
Mucho. El tema de china ha supuesto una de las grandes sorpresas de mi vida. Todo es recíproco. Yo he pasado en tres años de percibir china como un mundo extrañísimo completamente ajeno, a verme a mi mismo participando en él y aprendiendo mucho. Me pasó a otra escala con Alemania a los treinta años. En los dos casos el proceso se acompañó de aprender el idioma. Te aproxima muchísimo a una realidad que aprendes a amar y luego eso siempre te lleva a querer estar presente…como en cualquier relación. Mi lenguaje permite absorber muy bien las líneas y texturas de cada sitio y época. Y de hecho ese es un objetivo importantísimo. Aun así, que desde la perspectiva de los chinos mi trabajo les transmita me parece un regalo. Gracias a eso he multiplicado por dos el tamaño del planeta en el que estoy dando guerra.
Fuiste invitado por el presidente de Alemania, Steinmaier, a la recepción a los reyes de España en el palacio presidencial de Bellevue. ¿Eres más un artista de Berlín, un artista español?
Yo formo parte de la generación que convirtió Berlín en una galería al aire libre a finales de los 90. Eso me ha marcado muchísimo en mi manera de ver el arte. Mantengo estudio en Berlín y en cierto modo es la capital de Europa. Es un honor que en Alemania cuenten conmigo. Al mismo tiempo soy profundamente pro-europeo. Creo en los espacios amplios de colaboración y donde simplemente ganen las mejores ideas. Los Reyes de España a nivel internacional transmiten a la perfección ese espíritu de unión global de juntar fuerzas. La capacidad para transmitir esos valores de la España y la Europa contemporáneas en el mundo que tienen los Reyes de España no la tiene nadie más. Son humildes, son extraordinarios y generan una imagen de excelencia, moderación que es un enorme orgullo acompañar. He tenido la suerte de tener su apoyo en algunas inauguraciones y he visto en varios países las mareas de gente y energía positiva que generan.
Tengo entendido que con veinte años cruzaste con tu madre, Isabel Marsans, y tus hermanos el continente africano entero en un camión Mercedes Unimog. ¿Como te influyo esa experiencia? ¿Tienes trabajos en marcha en África?
Ese viaje y otros a los que mi madre, nos lanzó desde muy pequeños han sido absolutamente claves. No sólo en mi manera de ver el mundo, la arquitectura, los objetos, la naturaleza…sino incluso en la de entender mi misión. Hasta tal punto me acostumbré a esas vacaciones solucionando problemas para continuar viajes muy inciertos que creo que es exactamente lo que sigo haciendo. Mi arte en esencia es eso. Buscar nuevos caminos. A África hemos seguido yendo mucho, pero aun no con proyectos de trabajo. Todo va a llegar. Este verano por ejemplo tengo un viaje interesantísimo programado a Madagascar.
Tienes dos hijas. ¿Haces con ellas los mismos viajes?
Adaptados al siglo XXI. Lo que hicimos cruzando África en el XX ahora sería imposible en una decena de países. Ya entonces muchas regiones eran estables sólo intermitentemente. Por eso nos llevó diez años. Con Olivia y Casilda he compartido muchos viajes y me he asegurado de que sepan aportar en la aventura, como hizo mi madre con nosotros. Las frases “tengo hambre, frío, sueño o ¿cuánto queda?” en casa solo generan risas. A los montajes artísticos en ciudades han venido también mucho, con su mono
de trabajo y a darlo todo.
Además de dibujo y estudios de arte eres licenciado de Empresariales Europeas en España y Francia. ¿Te ha servido?
Sin duda. Un proyecto artístico es una empresa. Está claro que esa carrera me preparó para la pesadilla que es gestionar, la burocracia, el personal, la tesorería…si ya me duele la cabeza teniendo esa carrera no quiero ni pensar sin tenerla. Si eres capaz de sobrevivir a la administración española nada te puede parar luego. Lo triste es la cantidad de empresas que se quedan por el camino ante un estado que cobra por adelantado, antes de producir.
¿Cuál ha sido el papel en tu carrera de los coleccionistas de arte y sus fundaciones?
Pues digamos que sin ellos yo no existiría. Simplemente. Dices que sacas mucho material de otras manifestaciones artísticas diferentes al arte plástico.
¿Alguna lectura o espectáculo que recomendar?
Me ha parecido demoledor y revolucionario el musical de Broadway “Alexander Hamilton”. He tenido la misma sensación de transformación brutal en su género que tuve en su día con la película “Pulp Fiction” en el cine. Ojalá pronto llegue a España.