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El vino, elixir de reyes y dioses antiguos

El cultivo extensivo de la vid y su producción se asociaron desde su origen a palacios y celebraciones cortesanas con un importante valor ritual y místico
El vino, elixir de reyes y dioses antiguos
El triunfo de Baco.Diego Velázquez
Marisa Bueno

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El vino fue un descubrimiento clave en la evolución cultural humana, transformando la simple acción de beber en un acto místico y festivo. Su incorporación a la vida cotidiana de las primeras civilizaciones lo convirtió en un elemento civilizador y un impulsor del desarrollo social. En nuestros días los estudios paleobotánicos arrojan mucha información sobre el origen de la viticultura, pero ¿cómo se diferencian los restos arqueobótanicos de uva silvestre, «Vitis vinifera sylvestris», de la cultivada , «Vitis vinifera sativa»? La uva silvestre se consumía como fruto durante el Paleolítico por las comunidades de cazadores-recolectores, al igual que las bellotas, las avellanas o las frambuesas, pero lo que generalizó la extensión de la viticultura en diferentes regiones en el Neolítico medio fue la existencia de unas élites que organizan el territorio y una mayor superficie productiva. Las producciones de vino más antiguas se han encontrado en yacimientos de Shulaveris Gora y Gadachrili Gora en Georgia estudiadas por Patrick Edward McGovern. Exámenes químicos de los restos cerámicos demuestran su uso en el Neolítico temprano (6000-5800 a.C.) confirmándose la presencia de dos tipos de ácidos típicos del comienzo de la maduración del ciclo, el ácido tartárico y málico. Hasta ahora no se han encontrado restos carpológicos de vid, de modo que se tomaron otras evidencias arqueo botánicas como el polen de uva, lo cual prueba que esta especie tenía que crecer cerca del yacimiento, quizás dentro de la misma aldea para su uso como alimento y para la producción de vino. Hasta la excavación y publicación de los resultados de Georgia el yacimiento donde se producía un vino de mayor antigüedad era Hajji Firuz Tepe en los Montes Zagros, Irán, elaborándose vino con Vitis vinifera sylvestris a finales del VI milenio a.C. En ninguno de los dos casos hay evidencias de la domesticación de vid teniendo que esperar hasta el IV milenio a.C, en Oriente próximo y Levante. Yacimientos como Tell Shuna, en la zona norte del valle del Jordán, cuenta en su registro con restos de uvas domésticas, al igual que Kurban Höyük en Turquía. Éste último emplazamiento se localiza cerca del monte Ararat, lugar donde Noé planta los primeros viñedos según la tradición bíblica. 
En el Mediterráneo el consumo y producción de vino más antiguo corresponde a la época micénica generalizándose la explotación y el consumo del vino en la Grecia continental y Creta. Para su almacenamiento, exposición y consumo se emplearían muchas de las formas cerámicas documentadas como crateras, cuencos o tazas, aunque fue en época arcaica cuando verdaderamente se puede hablar el menaje específico para el consumo del vino. Hacia el 2200 a.C. en el yacimiento de Myrtos, al sureste de la isla de Creta se encontraron 44 pithoi, de gran capacidad, una cuba cercana para el procesamiento del vino y un altar con ofrendas a la diosa del vino. En la época micénica, el vino adquirió una mayor importancia cultural, religiosa y económica.

Hospitalidad y rituales

Los registros inscritos en tablillas en lineal B incluyen detalles sobre vinos, viñedos y mercaderes de vino, así como una primitiva alusión a Dioniso, el dios griego del vino. Los griegos introdujeron la llegada de la cultura vinícola en las mitologías de Dioniso. Según relata Nono de Panópolis en las Dionisíacas, Ámpelo, un muchacho amado por el joven Dionisos, muere asesinado por un toro. En un ambiente de profundo lamento por la terrible pérdida, Dionisos es testigo de la transformación de Ámpelo en vid como un don concedido a la humanidad, ya que ninguna flor o fruto creado puede compararse en sus múltiples aprovechamientos, aunque lo más importante para el dios es la inmortalidad concedida a Ámpelo al formar parte de él mismo cuando consumía el vino. En otras áreas de Oriente Medio el vino tenía gran importancia en la primera mitad del II milenio como en la ciudad de Mari en el Éufrates medio cuyos textos administrativos han permitido conocer la importancia de la cultura del vino en el mundo babilónico mencionándose diferentes caldos según su procedencia.
El vino se consideraba como bebida de hospitalidad y se ofrecía a embajadores y viajeros en las recepciones palaciegas. Su producción y comercialización estaba reservada a la realeza como se puso en evidencia en las excavaciones francesas de Dur-Šarrukin, a 15 km de Mosul (Irak), el arqueólogo francés Victor Place encontró la bodega real del palacio de Sargón II (721-705 a.C). La delicada elaboración del vino y su vinculación con el mundo ritual lo han convertido en una bebida de gran prestigio, estrechamente vinculada a diversas ceremonias religiosas y relatos sagrados a lo largo de la historia, desde los cultos a Osiris y la resurrección asociado a las crecidas del Nilo en Ábidos en el Egipto Antiguo a la sangre de Cristo en la Eucaristía instituida en el relato de la última cena.

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