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Freddie Mercury: 31 años sin la extravagancia del rock

El artista falleció un día como hoy de 1991, tras dejar un legado musical inabarcable y unas últimas palabras que emocionaron a sus seguidores
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No ha existido nada igual a él, ni seguramente suceda. Freddie Mercury es de las pocas figuras capaces de contar toda una historia con una mirada, y de reflejar las vidas de miles de personas con una canción. El cantante de Queen fue -y sigue siendo- estrella de la música, pero también fue insignia de la libertad sexual, de la euforia del rock y de la extravagancia desde la humildad. Músico innato, con poderosa e inigualable voz, no hay año en el que no se conmemore su vida y obra, y por ello cabe recordar que se cumplen 31 años desde que Mercury nos dejó. Falleció un día como hoy de 1991 en Kensington (Londres), a los 45 años, por culpa de una cruel enfermedad que nos despojó de su inabarcable talento. Según su pareja, Jim Hutton, al artista le diagnosticaron sida en 1987, y pese a que lo negó durante un tiempo, finalmente lo compartió, así como no dejó de cantar hasta que las fuerzas se lo impidieron. De hecho, la última aparición pública de Mercury fue poco más de un año antes de morir, en 1990, cuando Queen fue galardonada como banda por su gigante contribución a la música.
Si existe una evidencia alrededor de Mercury, más allá de sus inmortales “Don’t stop me now”, “Bohemian Rhapsody” o “Another one bites the dust”, es que el cantante supo emocionarnos hasta el último momento. Y para sus más fieles seguidores resulta inolvidable ese último mensaje que lanzó poco antes de fallecer. Siendo la estrella que era, cuya fama se extendía a lo largo y ancho del planeta, los rumores de la prensa o de los ciudadanos no hacían más que tergiversar la realidad sobre su enfermedad, y por eso se vio en parte obligado a emitir unas palabras, además de ser una forma de despedirse para siempre. Así, el 22 de noviembre de 1991, estando ya bastante enfermo, Mercury quiso explicar la verdad: “Siguiendo la enorme conjetura de la prensa de las últimas dos semanas, es mi deseo confirmar que padezco sida. Sentí que era correcto mantener esta información en privado hasta el día de la fecha para proteger la privacidad de los que me rodean”.
Y continúa: “Sin embargo, ha llegado la hora de que mis amigos y seguidores conozcan la verdad y espero que todos se unan a mí y a mis médicos para combatir esta terrible enfermedad. Mi privacidad ha sido siempre muy importante para mí y soy famoso porque prácticamente no doy entrevistas. Esta política continuará”. La causa oficial de su fallecimiento fue bronconeumonía complicada por el sida, y su funeral tuvo una repercusión internacional, casi tan grande como la música que hizo posible a través de la banda de su vida.
A día de hoy, continúa siendo uno de los vocalistas más importantes de la historia de la música, así como uno de los compositores más valiosos. Fue autor de “Killer Queen”, “Somebody to love”, “We are the champions” o “It’s a hard live”, y catapultó hacia la fama a Queen, además de por la calidad de los músicos que la componían, por la innovación por parte de Mercury de experimentar con técnicas escénicas y de grabación más rompedoras. Todo ello, provocó que las estimaciones de sus ventas de discos oscilen entre los 250 y 300 millones, así como pasaron un total de 1.322 semanas -equivalente a 26 años- en las listas de álbumes del Reino Unido.

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