El mitológico origen de la Torre de Hércules, el faro en funcionamiento más antiguo del mundo
Entre la playa de Riazor y la de San Amaro, en La Coruña, se alza majestuosa la Torre de Hércules, declarada en 1931 Bien de Interés Cultural y, en 2009, monumento Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO
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Podría decirse que la Torre de Hércules es el alma de La Coruña, además de ser el faro romano más antiguo del mundo que sigue en funcionamiento, con sus 106 metros sobre el nivel del mar es sencillo verla desde muchos puntos de la ciudad, e imposible no encontrarla a menos que queramos evitarla. Su construcción data, aproximadamente, de finales del siglo I o principios del siglo II d.C., bajo el mando del arquitecto Gaio Sevio Lupo, quien dedicó su obra al dios de la guerra Marte, como se puede leer en una inscripción al pie de la torre. No obstante, ya desde siglos antes al nacimiento de Cristo existía en la bahía de A Coruña un pueblo de origen celta conocido como Brigantia, construido por el rey Breogán, en el que habitaban los ártabros. Por su ubicación estratégica, es aquí donde se construyó la Torre de Hércules, con el objetivo de guiar a los barcos que navegaban hacia las Islas Británicas en busca de estaño, cobre y hierro, ya que se podían divisar las costas de Irlanda, ubicadas a más de 900 kilómetros. Durante los siglos de romanización, la torre hizo las veces de faro, hasta que en el siglo XV los ataques normandos obligaron a los habitantes de aquella primitiva población a abandonarla, refugiándose en el interior. Es en el siglo XIII cuando Alfonso IX reconstruye y puebla el antiguo puerto dándole el nombre de Crunia.
Así comenzaron siglos de prosperidad y crecimiento propiciados por el comercio marítimo. Sin embargo, la Torre de Hércules permaneció abandonada, utilizándose, durante el siglo XVI, gran parte de sus piedras para construir el castillo de San Antón y las murallas que defenderían la ciudad de los ataques ingleses. Hay que esperar hasta el siglo XVIII para ver cómo la torre recupera su protagonismo, pues fue en esta época cuando A Coruña mantuvo una intensa actividad comercial con las Indias, así como con otros puertos europeos y españoles, de ahí la necesidad de dotar al puerto de un faro que oriente y haga más segura la navegación.
Un origen de leyenda
Quizás por su antigüedad o por la magia que desprende, a lo largo de los siglos han surgido numerosos mitos y leyendas que aún continúan transmitiéndose de generación en generación. La más conocida se refiere a la fundación de la ciudad de A Coruña y aparece recogida incluso en la Crónica General de Alfonso X El Sabio en el siglo XIII.
Cuenta la leyenda que existió en estas tierras un gigante llamado Gerión, que aterrorizaba a todos sus habitantes. No obstante Hércules, hijo del dios Zeus, se enfrentó al gigante durante tres días y, tras una dura lucha, venció. Al matar al gigante, el semidiós le cortó la cabeza y la enterró, ordenando construir una torre en ese lugar en conmemoración de su victoria. Se dice que la primera persona en habitar estas tierras libres fue una mujer llamada Crunia, cuyo nombre bautizaría a la nueva ciudad. Lo curioso es que, a pesar de ser una leyenda, desde 1448, en el escudo de A Coruña están representadas la Torre de Hércules y la calavera del tirano Gerión.
Tal es el valor y la importancia de este faro que en 1931 es declarado Bien de Interés Cultural y, en 2009, monumento Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Asimismo, el 9 de septiembre de 2008, con la colaboración del Instituto de Estudios Torre de Hércules y el Servicio Natural de Parques Naturales de los Estados Unidos, se unió con la Estatua de la Libertad, estrechando así los lazos que unen a estos dos monumentos por ambos lados del Atlántico y ese mismo año también se hermanaría con el Faro del Morro, faro ubicado en Cuba con una antigüedad de 153 años.