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Los tormentosos últimos días de Napoleón Bonaparte en Santa Elena

El militar francés fallecía un día como hoy de 1821 en aquella lejana isla, donde se enfrentó a la soledad, a un clima insalubre y numerosos malestares físicos
Descripción de la imagenLa Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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El 18 de junio de 1815, el ejército de Napoleón Bonaparte era derrotado por los británicos en la batalla de Waterloo, y el militar posteriormente desterrado a la isla de Santa Elena. Allí desembarcó el 17 de octubre del mismo año, convirtiéndose en el principio del final de Napoleón, situado hoy día a la altura de líderes como Alejandro Magno, Julio César o Carlomagno. Según estudios, investigaciones y consideraciones de la autopsia del militar, se han escrito durante el paso del tiempo varios informes que determinan hasta qué punto sufrió Bonaparte en sus últimos días y sintió la máxima soledad en aquella lejana isla.
Llegó a Santa Elena a bordo del navío de guerra Northumberland, al mando del almirante Cockburn, y durante las primeras semanas Napoleón se alojó en una pequeña habitación bajo un granero, bajo el cuidado de la familia de William Balcombe, un comerciante local. El militar tan solo pudo establecer relación con la hija de esta familia, pues Betsy, de 13 años, era la única que hablaba francés.
Poco tiempo tardó Napoleón en ver su salud empeorar, más aún cuando se mudó a una vivienda aún más expuesta a un clima insano. Murió un día como hoy de 1821, y si bien la autopsia -en ella participaron 16 observadores, siete médicos entre ellos- concluyó que falleció por un cáncer de estómago, existen otras teorías. De hecho, bastantes son los investigadores que aseguran que Napoleón pudo ser víctima de un envenenamiento por arsénico, pues su padre y sus hermanas murieron por el mismo motivo.
“Los papeles extranjeros que recibimos hoy anuncian que el 5 de mayo a las 6 de la tarde murió Napoleón Bonaparte en Santa Elena, después de cuarenta días de cama. La causa, un cáncer de estómago, según se ha descubierto por la disección de su cadáver pedida por él mismo”, publicó entonces una de las cabeceras más influyentes de la época, titulada “Miscelánea”. Con esto, el militar tuvo una muerte lenta y dolorosa, pues durante sus últimos días sufría nauseas, dolores abdominales, sudores nocturnos y fiebre, así como malestar de cabeza o piernas débiles. A día de hoy, la incógnita de si Bonaparte sufrió asesinato, negligencia médica o cáncer sigue sin resolverse. Un fallecimiento repleto de contradicciones que, por tanto, hoy día continúa siendo un misterio sin resolver.