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¿Cómo era el humor en la antigua Roma?

Aunque no podamos saber cómo se reían, si sabemos que existía el humor en la antigüedad. Un claro ejemplo de ello, son los chistes griegos y romanos, que se han conservado principalmente gracias a los escritores antiguos
«Romanos en la decadencia», pintura moralizante de Thomas Couture (1815-1879) que trataba de criticar la depravación y los excesos en la antigua Roma
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Aunque parezca un chiste, “el humor” es un tema bastante complicado de estudiar para los historiadores, lo que lo hace intrigante, especial, esclarecedor y muy valioso. Y es que, el humor del pasado, aún más que el del presente, siempre resistirá nuestros intentos de sistematizarlo, controlarlo o incluso describirlo. Cuando Keith Thomas dijo, en una conferencia en 1976, que quería “seguir leyendo (fuentes históricas) hasta que pudiera escuchar a la gente no solo hablando sino también riendo”. Esa declaración fue, por supuesto, una fantasía.
No obstante, aunque no podamos escuchar su forma de reír, si sabemos que existía el humor en la antigüedad. Un claro ejemplo de ello, y que podemos disfrutar hoy en día, son los chistes romanos, que se han conservado principalmente gracias a los escritores antiguos. Muchos de ellos nacieron de historias reales, las cuales fueron mencionadas por juristas, políticos, filósofos, escritores y oradores romanos, como Cicerón. Al cual, hace más de dos mil años, se le consideraba un bromista, un “cachondo”. Según Cicerón, la esencia del humor es que se basa en: “la ambigüedad, lo inesperado, los juegos de palabras, la subestimación, la ironía, el ridículo, la tontería y las trampas”. Los chistes se enfocaban en un tipo de personaje seleccionado, estereotipos, extranjeros y personajes famosos que eran conocidos en las comunidades. Uno de los chistes más antiguos, que se basó en una historia inventada, es el que cuenta Macrobio, un escritor romano de finales del siglo IV y V d.C., en su obra “Saturnalia”.
La profesora Mary Beard, escritora del libro La risa en la antigua Roma”, catedrática en la Universidad de Cambridge, miembro del “Newnham College” y profesora de literatura antigua de la “Royal Academy of Arts”, dice que los romanos probablemente se reían como nosotros, con un “¡Ja, ja!”, aunque curiosamente no sonreían. Razón por la cual no encontraremos ninguna palabra en latín para una “sonrisa”, ya que este concepto apareció más tarde. La catedrática se basa en la afirmación del historiador francés Jacques le Goff de que la sonrisa se convirtió en un invento de la Edad Media. Aunque según la profesora de literatura antigua, la costumbre de hacer bromas y contar chistes se debe a los antiguos griegos y romanos. “Esas son las dos culturas que nos enseñaron a reír”, confiesa Beard. Y hay muchas de esas enseñanzas que perduran hasta nuestros días, en la antigua Roma, al igual que en la sociedad actual, no era apropiado burlarse de ciertos grupos sociales o expresar ciertas bromas. Por ejemplo, los romanos creían que no se debían burlar de una persona ciega.
Filogelos, el libro de chistes más antiguo del mundo
El libro de chistes más antiguo que se conserva es Filogelos (del griego “Gracioso”): una colección de 265 chistes divididos en campos específicos, por ejemplo: maestros y sabios, intelectuales y tontos o bromistas y borrachos. Asimismo, aunque el libro fue escrito en griego en el siglo IV d.C. por un autor anónimo, tuvo mucha influencia en la época romana tardía.
Algunos de sus chistes son:
  • Un filósofo, al caer enfermo, había prometido pagarle al médico si se recuperaba. Cuando su esposa lo regañó por beber vino mientras tenía fiebre, él dijo: “¿Quieres que me recupere y que me obliguen a pagarle al médico?”.
  • Cuando alguien le dijo a un filósofo: “Tu barba ahora está saliendo”, fue a la entrada trasera y esperó. Otro filósofo le preguntó que qué estaba haciendo, y una vez que escuchó toda la historia, dijo: “No me sorprende que la gente diga que nos falta sentido común. ¿Cómo sabes que no está entrando por la otra puerta?”.
  • Un astrólogo hizo el horóscopo de un niño enfermo. Después de prometer a la madre que el niño tenía muchos años por delante, exigió el pago. Cuando ella dijo: “Ven mañana y te pagaré”, él objetó: “Pero, ¿y si el niño muere durante la noche y pierdo mi dinero?”.
  • Un hombre, que acababa de regresar de un viaje al extranjero, acudió a un adivino para preguntar por su familia y el adivino respondió: “Todos están bien, especialmente tu padre”. Cuando el hombre objetó que su padre llevaba muerto diez años, la respuesta del adivino fue: “No tienes idea de quién es tu verdadero padre”.
  • Un astrólogo hizo el horóscopo de un niño y dijo: “Será abogado, luego funcionario de la ciudad y luego gobernador”. Pero cuando este niño murió, la madre fue a quejarse al astrólogo: “Está muerto, el que dijiste que iba a ser abogado, funcionario y gobernador”. “Por su santa memoria”, respondió el astrólogo, “si hubiera vivido, ¡habría sido todas esas cosas!”.
  • Un hombre estaba enfermo, a las puertas de la muerte, cuando su esposa le dijo: “Si te pasa algo malo, me ahorco”, él la miró y dijo: “Hazme el favor mientras esté vivo”.