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Eisenhower, o el triunfo internacional del régimen franquista

Un día como hoy de 1959, el presidente de Estados Unidos aterrizó en Madrid para una breve visita que fue fundamental para los fines de la dictadura
Franco recibe al presidente norteamericano Eisenhower
La RazónLa Razón

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Pocas horas de visita bastaron para que la repercusión fuera internacional. Un día como hoy de 1959, a las 16:30 horas aterrizaba en la base aérea de Torrejón de Ardoz un avión con un pasajero interesante. Se trataba de Dwight “Ike” Eisenhower, presidente de los Estados Unidos que se disponía a visitar a la España de Franco brevemente, pues abandonó el país a las 10:45 horas del día siguiente. Era parte de un tour que el americano estaba realizando por Europa, con el fin de consolidar la idea capitalista por el continente, en una época en la que algunos países se encontraban indecisos ante la propuesta comunista. Con esto, España, sumida en la dictadura de Francisco Franco, lo tomó como un éxito internacional del régimen, más que un abrazo a nuevas ideas políticas.
Al puro estilo de un prometedor Míster Marshall, el presidente estadounidense bajó del avión e inmediatamente se encontró con Franco, quien le saludó en un cálido apretón de manos y propició una icónica fotografía. “Nuestros dos países están alineados en el mismo frente de la paz y la libertad”, explicó el dictador español, afirmando que el país de la otra orilla del Atlántico era responsable “de la paz que disfrutamos y de que el Occidente de Europa haya permanecido libre sin caer bajo el yugo comunista”.
Desde que terminara la Segunda Guerra Mundial, varios dirigentes del bando victorioso eran reticentes ante cualquier tipo de ayuda proveniente del “Plan Marshall” hacia España, dada la simpatía de la dictadura franquista hacia la causa de Hitler y Mussolini. No obstante, tras años en que la ONU condenó a España negándole la entrada, en 1955 aceptó a regañadientes, provocando que en 1959, además de la visita de Eisenhower, se produjera un plan de estabilización económica para nuestro país, haciendo la vista gorda a los requisitos ideológicos. Un cambio de rumbo que varios expertos explican con que a Estados Unidos le bastó conocer el propósito anticomunista de Franco para unirlo a su equipo.
Eisenhower y Franco entraron en Madrid juntos en un coche descubierto, y el recibimiento por parte de los ciudadanos fue histórico: fueron vitoreados por una multitud de más de un millón de personas. “La bienvenida fue extraordinariamente entusiasta. Yo iba en el coche con el Presidente y con Franco, y solo puedo decir que hubo un montón de gritos de ‘Viva Franco’. La visible popularidad de un hombre considerado por muchos como un odiado dictador no se reflejó en los artículos de la Prensa americana. Eisenhower, en todo caso, se quedó muy impresionado por todo esto y el modo en que Franco podía convocar a tan enormes multitudes”, relató Vernon A. Walters, alto responsable de la CIA e intérprete de “Ike”, en sus memorias “Silent Missions”.
Fue, declararía más tarde el americano, el recibimiento más caluroso que había recibido en todo el mundo, a lo que le siguió una conversación entre ambos dirigentes sobre la seguridad occidental, la evolución soviética, el desarrollo económico español y su posterior integración internacional. Solo hubo un pequeño roce entre tanta celebración: cuando el estadounidense le planteó su preocupación ante la limitada libertad de los protestantes españoles, el dictador señaló que había poquísimos, “ni siquiera uno de cada mil”, y que se trataba de un “asunto local”. Con esto, la visita pasaría a la historia como un triunfo internacional del régimen franquista.