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Crítica de "El último verano": cuando una mujer madura desea a su hijastro ★★★★

Dirección y guión: Catherine Breillat. Intérpretes: Léa Drucker, Samuel Kircher, Olivier Rabourdin, Clotilde Courau. Fotografía: Jeanne Lapoirie. Francia, 2023. Duración: 104 minutos. Drama.
Un fotograma de "El último verano"Imdb
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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En “Une vraie jeune fille”, la ópera prima de Catherine Breillat, prohibida en Francia casi un cuarto de siglo, una adolescente descubría su deseo flirteando con la inestabilidad moral de un cuerpo que existe en función de la mirada de quien la hace objeto. Si una mujer es libre cuando desea, ese deseo nunca está exento de peligro. En ese peligro es donde se construye una subjetividad singularísima, y por ello el feminismo de Breillat resulta tan problemático, y tan productivo para el debate. “El último verano” no es “Une vraie jeune fille”, ni tampoco “À ma soeur”, película del 2001 que habría que revisar a fondo bajo la lupa de la ética del consentimiento y la condena a la cultura de la violación, pero tampoco es un filme cómodo de ver. Su osadía es más fácil de detectar si se la compara con “Reina de corazones”, el filme danés en el que se inspira.
Si allí la historia de pasión entre una mujer madura y su hijastro se cerraba con un tercer acto lamentable, que cancelaba ese deseo convirtiendo a la protagonista en una psicópata de manual, aquí Breillat prescinde de tan rocambolesco epílogo para centrarse en las paradojas afectivas que provoca ese deseo, imposible de doblegarse a los motivos de la razón. Anne (excelente Léa Drucker) es una abogada que trabaja con chicas vulnerables, algunas de ellas víctimas de maltrato, y, sin embargo, es incapaz de gobernar su impulso, casi incestuoso, de acostarse con un menor. Anne disfruta de una vida estable, con un marido y dos hijas adoptadas a quienes ama, pero no puede controlar sentirse atraída por su hijastro.
Ese apetito por la transgresión, saciado en el territorio de lo sexual, es lo que hace complejo a un personaje como el de Anne. El deseo será destructivo, o no será. En sus encuentros eróticos con Théo, Breillat filma el cuerpo de Anne como si una mariposa estuviera naciendo de su crisálida, y con todo, ese deseo no será solo liberador, porque luego habrá una fuerza opuesta, que será la que busque equilibrios y provoque frustraciones. Entonces la película parecerá acorralar a sus personajes, a uno en sus mentiras y al otro en sus exigencias, pero Breillat nunca busca la solución fácil a una situación que huele a tragedia. El regreso al status quo parecerá el único camino posible, pero la película termina con una nota de ambigüedad, porque lidia con un deseo que no se puede cancelar.
Lo mejor:
El retrato de un deseo femenino que transgrede las normas sociales.
Lo peor:
Comparada con el resto del cine de Breillat, no llega todo lo lejos que podría.