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Crítica de "Polvo serán": ¡Que mueran los novios! ★★★★

Director: Carlos Marqués-Marcet. Guion: C. Marques-Marcet, Clara
Roquet, Coral Cruz. Intérpretes: Ángela Molina, Alfredo Castro, Mònica Almirall. España, 2024. Duración: 90 minutos. Drama musical.
Un fotograma de "Polvo serán"
Un fotograma de "Polvo serán"
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

Barcelona Creada:

Última actualización:

El argumento puede llevarnos a engaño, hacernos pensar que “Polvo serán” es una película sobre la eutanasia. Ni por asomo: el amor es su tema, en su faceta más desbordante y en la más serena. Es lo que tiene en común con el resto de la obra de Carlos Marqués-Marcet, aunque aquí las formas -realistas, costumbristas- de “10.000 kms” o “Los días que vendrán” hayan sido substituidas por el artificio del teatro y del musical. El amor incondicional y sus aristas es o un grito o una decisión meditada.
 Y ahí, entre dos polos, encarnados por dos escuelas de actuación diametralmente opuestas (la de Ángela Molina, que no interpreta, se derrama; y la de Alfredo Castro, cálida en su control de daños), oscila una película que tampoco se molesta en evolucionar más allá de su premisa -una actriz de teatro, enferma terminal, quiere una muerte digna, y su marido, aunque sano, pretende morir con ella-, que avanza disruptiva entre números musicales (excelentes coreografías de La Veronal) y encuentros familiares, como si el trabajo con la gestualidad del cuerpo fuera una prolongación de la teatralización de los afectos que se produce en el seno del matrimonio pero también entre padres e hijos, siempre con los mismos reproches (el abandono y el rencor, o la dependencia y el favoritismo). 
Tan alérgica al sentimentalismo como lo son sus protagonistas, “Polvo serán” tiene escenas en verdad emotivas -Molina, su hija, una canción y una pared-, y, entre sus imágenes, a veces desconcertantes, discurre el flujo de la vida en plena ebullición.
Lo mejor: La interpretación de Ángela Molina y la inteligencia con que Marqués evita los lugares comunes sobre el debate de la eutanasia.
Lo peor: Es una película arrítmica y disruptiva, no siempre es fácil acompañarla.