Crítica de "Nunca te sueltes": el bosque animado ★★★
Dirección y guion: Alexandre Aja. Guion: Kevin Coughlin, Ryan Grassby. Intérpretes: Halle Berry, Percy Daggs IV, Anthony B. Jenkins. Estados Unidos, 2024. Duración: 101 minutos. Terror.
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Durante unos cuantos minutos, parece que “Nunca te sueltes” no podrá escaparse del confinamiento de su punto de partida, un ‘huis clos’ en toda regla. Una madre terrible (Halle Berry), tensa como una estaca, vive con sus dos hijos pequeños en una cabaña en medio del bosque. No pueden salir si no es atados con una gruesa cuerda, porque los rodea una amenaza mutante y sin nombre que, al primer descuido, acabará con ellos.
La dilatada primera parte del filme se dedica a explicar esa tóxica relación maternofilial, los complejos rituales cotidianos que la sustentan, y la progresiva decadencia de la unidad familiar, presa del hambre y el cansancio. En esa dinámica va ganando protagonismo el punto de vista de los hijos, que empieza a cuestionar si su madre quiere protegerlos o, simplemente, se ha vuelto loca, y la presencia maligna es solo una fantasía.
El planteamiento, que bien podría ser el de un episodio de “Dimensión desconocida”, entronca con el cine de M. Night Shyamalan, y especialmente con “El bosque”, aquella fábula sobre la cultura del miedo propagada por una comunidad para conservarse al margen de los peligros de la civilización. El problema es que la dirección de Aja, aunque elegante, carece de la personalidad de la de Shyamalan, y la película tarda demasiado en despegar hacia territorios más estimulantes. Da la impresión de que el director de “Alta tensión” o “Piraña 3D” se maneja mejor en el país de lo irónico y lo grotesco que en el del gótico sureño de aliento clásico.
Es cuando su alma de cuento siniestro emerge, y la película vira, aunque sea tímidamente, hacia una versión demoníaca de “La noche del cazador”, que “Nunca te sueltes” parece encontrar un discurso propio, cimentado en una atmósfera extraña y alucinada, donde la imaginación infantil ha de negociar con la realidad de un modo oscilante y ambiguo. Es obvio que Aja no puede desterrar de su fábula los sustos más manidos, porque no quiere alienar del todo al espectador del cine de horror.
Con todo, y teniendo en cuenta que, en su parte final, el filme descarrila cuando intenta volver a los cauces de su propuesta inicial, “Nunca te sueltes” destaca de la producción estándar del género por desplegar su nihilismo de una forma especialmente perturbadora, sobre todo en lo que tiene de antipático retrato de la familia como depósito de los traumas pasados y futuros de toda una generación.
Lo mejor:
Su atmósfera enrarecida y perturbadora, sobre todo cuando los niños toman las riendas del relato.
Lo peor:
Es una película indecisa, que va dando tumbos sin saber qué rumbo tomar.