Fernando Méndez-Leite, el hombre tranquilo
El nuevo responsable de la Academia de Cine se estrena en la inauguración de una exposición fotográfica dedicada a Marisol
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Cuando el pasado sábado, más allá de la hora del café, se anunció la noticia, no fueron pocos los grandes nombres del cine español que respiraron aliviados y celebraron su victoria. Había ganado el hombre tranquilo, un capitán sereno al fin y al cabo para la constante marejada que es el tejido vivo del cine español. Fernando Méndez-Leite (Madrid, 1944) es el nuevo presidente de la Academia de Cine, elegido con el 44% de los votos. Todavía sin haber presidido su primera reunión de Junta Directiva –se celebrará la próxima semana–, Méndez-Leite atiende a LA RAZÓN justo después de presentar «Marisol: el resplandor de un mito», exposición fotográfica que acoge la propia sede de la Academia hasta el 29 de julio.
«La pregunta de por qué me he metido en este jardín, a mi edad y con mi trayectoria, es muy difícil y compleja. La razón más inmediata es que muchos compañeros me pidieron que me presentara porque pensaron que yo había dedicado mucho tiempo de mi vida al cine español y, al conocerlo bien desde distintos ángulos, podía hacer una buena labor. Y, por otro lado, porque no soy alguien con grandes o demasiados enemigos. Me dijeron que podía ser un presidente de consenso. Y, por lo que sea, les creí. Sé que tengo algún que otro enemigo, eso sí, pero como presidente espero que entiendan que yo siempre tenderé al consenso», explica sincero en la distancia corta el recién elegido.
Músculo territorial
Y sigue, sobre esa estrategia de continuismo con el que convenció a los 820 académicos que le votaron: «Hay que seguir sacando la Academia de Madrid, todavía mucho más. Hace unos años, la producción estaba centralizada en la capital y, por temporadas, en Barcelona. Cuando yo estaba en el ICAA, uno de los trabajos que más me interesó siempre fue el llevar las películas más allá de aquí. Y eso se ha ido logrando por puro músculo de la industria, incluso definiendo estilos propios de cine según cada región. Es fantástico. Barroso, el anterior presidente, lo hizo muy bien en ese campo, y nosotros queremos hacerlo todavía mejor, con más insistencia». confiesa.
Si bien esa expansión territorial fue una de las claves del mandato del anterior presidente, también lo fueron la igualdad de género y, en última instancia, la ecología, con la creación del Sello Verde que acredita la baja contaminación en las películas de nuestra industria. ¿Puede ser ese el elemento diferenciador del cine español en un mundo artístico y un mercado cada vez más homogéneo? «Puede serlo perfectamente, y estamos dando pasos en esa dirección. Por eso entregamos hace nada el premio Rayo Verde a José María Morales como gran cuidador de medioambiente», aclara un Méndez-Leite consciente del desafío pero que, en cada respuesta, intenta mostrarse receptivo, férreo a manos del timón pero sin miedo a escuchar las peticiones del pasaje.
Crítico y guionista antes que director general del ICAA o, durante casi 18 años, máximo responsable de la ECAM, el nuevo presidente de la Academia no tiene tampoco miedo a las mareas misteriosas que pueda deparar el futuro más inmediato: «No he llamado todavía a Miquel Iceta, porque me gusta respetar el orden de las cosas. Sí he hablado con Beatriz Navas, responsable del ICAA, que es muy buena amiga. Habrá tiempo para que trabajemos todos juntos. Pero pese a haber ganado, la Academia no soy yo. Somos 30 personas en la junta directiva, cada uno de su padre y de su madre, y hay que buscar consensos para no actuar de manera errática», se despide.