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Orhan Pamuk: “Es inmoral la guerra y matar a los ucranianos»

El escritor turco, Premio Nobel de Literatura, publica «Las noches de la peste», una ambiciosa novela ambientada en 1901 que comenzó a escribir en 2016
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En 2016, el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk arrancó una suerte de narración sin horizontes ni límites preestablecidos que, sin preverlo entonces, acabaría derivando en una metáfora de nuestros días y solapándose con una realidad que casi nadie hubiera augurado unos años antes. «Las noches de la peste» (Literatura Random House) arranca en abril de 1901, en un barco que se dirige hacia la isla de Minguer. A bordo se encuentran la princesa Pakize Sultan, sobrina del sultán Abdülhamit II, y Bonkowski Pachá, un inspector jefe de sanidad del Imperio Otomano, que ha sido enviado para confirmar los temibles rumores de un nuevo brote de peste bubónica en ese rincón del Mediterráneo. La rápida propagación de la enfermedad servirá de catalizador de los rasgos más loables, controvertidos o egoístas de los hombres y brinda al lector un oportuno fresco para reflexionar sobre la condición humana y el declive del imperio turco.
Para Orhan Pamuk la irrupción de la pandemia le pilló en el proceso de la escritura y supuso una sorpresa. «Cuando descubrí que existía, lo que hice fue reducir las descripciones de las cuarentenas. Casi me sentí celoso de la realidad», explica el autor. Su libro se inscribe en una tradición de libros que han reflexionado sobre la realidad de las pandemias, como Daniel Defoe, Alessandro Manzoni, Thomas Mann o Albert Camus. «La humanidad siempre ha superado las epidemias. Lo llevamos en nuestros genes. En ocasiones una persona de cada tres fallecía, pero estas pestes siempre acaban desvaneciéndose y la humanidad sobrevive, y se inventa para ella nuevos problemas». El novelista reconoce que «ha habido mucha gente que ha fallecido, porque los gobiernos también se han tenido que preocupar por las tiendas y los negocios». Pero también suscribe la idea de aquellos que consideran que ha sido «una vergüenza haber sacrificado a tantas personas mayores».
En Orhan Pamuk existe un punto de incomprensión hacia los antivacunas, a los que, confiesa, no termina por comprender. «Mi obligación como escritor es entender a todo el mundo. Es lo más atractivo de mi trabajo. La capacidad humana reside justo en entender a la gente que no es como tú, procedente de otras culturas, etnias... Por eso escribo novelas. Pero no puedo entender a estas personas que ofrecen esta resistencia a las vacunas. Necesito la ayuda de antropólogos para que me ayuden a meterme en su psicología y saber por qué se han negado a vacunarse. No lo comprendo, pero tampoco me siento orgulloso por eso».

Un libro en la fiscalía

El escritor reconoce que la publicación de «Las noches de la peste» le ha llevado hasta la fiscalía de su país. La acusación es que ha atacado a Kemal Atatürk, padre de la República Turca, algo que, como él mismo explica, es totalmente falso. «Este libro es una alegoría del crecimiento de las naciones después de la desintegración del imperio, como Serbia, Grecia o Turquía. Son naciones nuevas que nacen tras la caída del imperio otomano. Pero no existen alusiones a Atatürk». El escritor aseguró que no se ha podido aprobar nada porque «sencillamente no existe nada». Y después ha aclarado que «mi experiencia me dice que todo esto se desvanecerá en los laberintos de Ankara. Son acusaciones kafkianas. Pero no hay que olvidar que esto está inscrito en la lucha política que existe en Turquía. ¿Voy a terminar en la cárcel por esto? No lo creo».
Pamuk también se mostró muy crítico con otro de los temas de actualidad: el conflicto de Ucrania. Él no duda: «Es inmoral esta guerra y también matar a los ucranianos. Es invadir un país porque ha decidido que no quiere formar parte del bloque de la ex Unión Soviética, porque no quiere que Rusia les controle». Por esta razón concluye que «matar a miles de personas con las atrocidades que se están cometiendo es horrendo. Lo más vergonzoso de esta guerra es que todo está abierto. El horror está tan cerca de nosotros que no podemos consolarnos creyendo que esta situación no es más que un pulso entre la OTAN y Rusia. Todos sentimos cierta culpabilidad, quieres hacer algo, pero no se puede hacer nada salvo elevar la voz».
El escritor no eludió ninguna pregunta y abordó la realidad política de su país con franqueza y sinceridad. «No hay libertad de expresión, no hay democracia. Tenemos una democracia falsa en Turquía en el sentido de que la gente vota, y la gente vota a Erdogan, a pesar de que él envía a la cárcel a mucha gente. Muchos han sido encerrados solo por criticarlo». Pero el escritor adujo: «Erdogan está cayendo en las encuestas. Es posible que, en las próximas elecciones, si son justas, salga del poder, porque en los últimos seis meses y años, la economía turca se ha hundido».
El novelista explicó que «la gente está viviendo situaciones de pobreza. Incluso sus seguidores islamistas están enfadados con él. Ni el islamismo va a salvar a Erdogan en esta ocasión, porque la gente no puede disfrutar de la vida debido a la pobreza. La pobreza te hace sentir indigno. Es tremendo el número de personas que está por debajo del umbral de la pobreza». Y Pamuk recalcó: «Habrá gente a quien no le importe que los periodistas sean enviados a la cárcel, pero sí le preocupa comer. Erdogan caerá en las próximas elecciones si no hay trampa».