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Carlos Hipólito da el cante

El intérprete da el salto al mundo de la música con un concierto, junto a María Lavalle, en el que repasará un “repertorio variado” que va de los tangos al musical americano
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Hasta ahora, a Carlos Hipólito se le presentaba como actor, a secas, pero desde ya mismo, desde el 5 de octubre se le puede añadir el título de cantante. Él ríe, como si todo fuera parte de una broma que se ha ido haciendo grande, pero no... o sí. La cuestión es que el 5 y el 6 de octubre debuta en esto de los conciertos en el Teatro de la Abadía con “El mismo amor, la misma lluvia”, junto a María Lavalle. Primera parada de una “gira” que tiene su segunda parada en la Sala Gayarre del Real (29 de noviembre) y que espera que no pare. “¡Siempre me gustó cantar!”.
−No es fácil empezar y pisar el Real casi de primeras...
−Eso es alucinante. Me da mucho susto, pero también mucha ilusión.
Aunque nuevo en los conciertos, al Hipólito cantarín ya le conocíamos de “Follies”, “Sonrisas y lágrimas” y “Billy Elliot”; además de sus gorgoritos en casa, pero eso solo los disfruta, o sufre, su mujer, Mapi Sagaseta (con la que está girando con “Rita”). “Fue la que más me animó a hacerlo”, reconoce.
−A ver si lo que quería era que se fuera a cantar bien lejos...
−Pues le salió el tiro por la culata, porque ahora estoy ensayando todo el día [ríe].
Todo nace por culpa de Lavalle, puntualiza el artista. Fue la cantante argentina la que realmente sembró la semilla en su cabeza “hace dos años”. Un tiempo en el que ha ido regando la propuesta hasta que se le dio forma durante el confinamiento. “Fueron meses de parón laboral y en los que pude pensarlo más −comenta el actor−. Ella estaba empeñada en que hiciéramos algo juntos, y cantando, claro. Y yo no estaba convencido, pero poco a poco fue entrando la idea hasta que hicimos una lista de las canciones que nos gustaría compartir. Hace un tiempo hubiera dicho que todo esto era un disparate. Luego ya se hacen ensayos, salen de una forma muy potable... Y ahora que sea la gente la que juzgue”.
Así se formó un “repertorio muy variado” que va de la canción francesa (Aznavour, Édith Piaf, Jacques Brel) al musical americano, “esto lo metí yo porque me apetecía mucho”. Pero también “Lazos” (de Pedro Guerra), “un par de tangos”, Mari Trini... “Temas en solitario y a dúo, además de algunos recitados míos de Oliverio Girondo, una maravilla”. También recita “Por la vuelta”, de Enrique Cadícamo, de donde sale el verso “el mismo amor... la misma lluvia...”, que da nombre al conjunto. Melodías muy diferentes que se mueven entre el “amor, la nostalgia, la emoción y el humor” y que, afirma Hipólito, han conseguido una unidad a través de los arreglos jazzísticos de Lucía Rey, al piano y rodeada de Fernando Anguita (contrabajo), Facundo Petruccelli (bandoneón) y Antonio Calero (batería). “Todo está invadido por el jazz, da igual que sea un tango que Pedro Guerra”.
Lo que seguro que no se verá sobre el escenario, ni por asomo, es a Hipólito perrear reguetón. El ahora cantante se muestra partidario “de eso que una vez escuché. Alguien dijo: ‘Esta es la aportación del reguetón a la historia de la música en el mundo...’. Y se cayó. Pues estoy de acuerdo con ese silencio”, vuelve a decir entre risas. Se compone de esta manera un espectáculo en el que Hipólito huye de calificarlo como banda sonora de su vida: “No necesariamente. Sí son canciones que me han acompañado durante años, pero queda mucho de lo que he cantado en la ducha o en el coche. Tengo unos gustos muy amplios”, sentencia quien encuentra en la música “un poder evocador enorme. Consigue que recordemos momentos pasados y que están asociados a determinadas melodías. La música nos sirve para recordar, emocionar, evadirnos... Un montón de cosas. No concibo la vida sin música”.
  • Dónde: Teatro de la Abadía, Madrid. Cuando: 5 y 6 de octubre. Cuánto: desde 17 euros.