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“Cielo de medianoche”: George Clooney quiere ser Cuarón de la mano de Netflix

El actor retoma su vocación como cineasta para adaptar una novela de Lily Brooks-Dalton y, de paso, colocarse en la casilla de salida de los próximos Oscar
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La Razón

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La del cine y el espacio exterior es una historia de amor que lleva escribiéndose desde que Mélies nos imaginara en la luna. A través de la odisea más ambiciosa de Kubrick o el panfleto más absurdo de la NASA, el séptimo arte ha ido encontrando en las estrellas un lugar para la reflexión sobre la soledad y el paso del tiempo, de generación en generación de cineastas. Después de una primera ola en este siglo de óperas espaciales en las que Marte parecía ser nuestro destino inevitable como raza humana, la lentitud con la que avanzan los descubrimientos científicos ha hecho que la ficción galáctica del nuevo siglo se vuelva mucho más existencialista. Por cada “Marte” como la que protagonizaba Matt Damon, hay varias “Ad Astra”, “Interestellar”, “First Man” o “Gravity”.
Precisamente el protagonista (junto a Sandra Bullock) de aquel portento revolucionario que dirigió Alfonso Cuarón, George Clooney, vuelve a abordar el drama espacial poniéndose a los mandos, detrás y delante de las cámaras, de “Cielo de Medianoche”. Orquestada por Netflix y contando en el reparto con Felicity Jones (“La teoría del todo”), David Oyelowo (“Selma”) o el hombre que mejor sabe estar casado en pantalla, Kyle Chandler (“Friday Night Lights”), la película llega hoy a una selección de salas y se podrá disfrutar en la plataforma digital a partir del 23 de diciembre.
En el filme, para el que Clooney luce remordimientos varios y barba de confinamiento, seguimos a Augustine Lofthouse, un doctor que ante la evacuación de la Tierra por las terribles condiciones climáticas en las que se encuentra para 2049, prefiere condenarse al ostracismo y convertirse en el último habitante del planeta. Su soledad se verá perturbada por la aparición de una pequeña niña de la que parece se olvidaron por el camino y por la señal de una nave de colonización que desconoce la situación en la que se encuentra nuestro globo y, por tanto, pretende aterrizar en un mundo que ya no tiene nada que ofrecerles.
Ahí es donde Clooney se remanga, tanto en pantalla como fuera de ella, para sacar lo mejor de sí como cineasta en un ejercicio de pulso más cerca de su “Suburbicón” que de la olvidable “Los idus de marzo”. En una especie de sesión doble contenida que, eso sí, tiene muy poco de “Buenas noches y buena suerte”, su mejor trabajo como realizador, el otrora médico más famoso de la ficción intercala el día a día de la nave que se acerca a la Tierra con la suerte que corren él y la niña intentando hacerles llegar el mensaje de que no gasten energías intentando volver a nuestro planeta. En sus dos horas largas de metraje, hay tiempo para la acción frenética de los cambios inesperados en la navegación y para escenas más lánguidas en las que la paternidad y, sobre todo, la maternidad, juegan un papel de vital importancia.
Basada en el libro “Good Morning, Midnight”, de Lily Brooks-Dalton, la película juega también en esa liga en la que ya se movían producciones más comerciales y añejas del género, como “Armageddon” o “Space Cowboys” y bebe de referentes inequívocos como “El día de mañana”. De hecho, y más allá del vacío nihilista, también flota en el espacio de Clooney un severo “spoiler” respecto al cambio climático y a sus más que evitables consecuencias para con nuestra existencia misma.
“Cielo de medianoche” es el enésimo ejercicio galáctico de Netflix y su gran apuesta para los Oscars técnicos, con ciertas posibilidades para Clooney en la dirección. Tras el pinchazo que ha supuesto “Hillbilly, una elegía rural”, la fría acogida de “Mank” fuera de los círculos cinéfilos y muy pocas noticias sobre el éxito que debería suponer la película que estrenarán de la mano de la joven Zendaya en los próximos meses, el gigante de Reed Hastings ya tiene listo su póker de asalto a la estatuilla más deseada.