Tribunales

El Tuvi admite que estranguló a Wafaa pero dice que fue "sin querer" y tras una discusión

La acusación le compara con el personaje de Forrest Gump, pero dice, "es una persona fría y calculadora"

El acusado del asesinato de Wafaa Sebbah, David S.O, alias 'El Tuvi', ha admitido este martes, en la primera sesión del juicio por este crimen, que estranguló "por accidente" a la joven tras una discusión y haber estado consumiendo alcohol, cannabis y "unos tres gramos" de cocaína.

Wafaa Sebbah tenía 19 años el día que desapareció en noviembre de 2019 en Carcaixent (Valencia) y su cuerpo fue hallado, dos años después, en el interior de un pozo de 16 metros de profundidad y sumergido, en una parcela de la familia del acusado de esa misma localidad.

'El Tuvi' cumple desde el pasado mes de julio una condena de 3 años y 10 meses por lesionar a otra pareja, a la que trató de estrangular en septiembre de 2020.

Es, además, el principal sospechoso del asesinato Isabela Raducanu, una mujer embarazada de seis meses, cometido en junio de 2019 en Xàtiva (Valencia).

En su declaración este martes ante el Tribunal del Jurado, El Tuvi ha pedido perdón a la familia de la víctima y ha asegurado que "estuvimos bebiendo y ella me pidió dinero, 1.000 euros, pero yo sabía que no me los iba a devolver y le dije que no. Ella se enfadó y empezó a darme puñetazos y patadas".

"No tenía intención de hacerle daño. Después de apretarle el cuello me asusté, entré en un ataque de ansiedad. Le tomé el pulso... no sabía qué hacer con ella. Me daba pena verla muerta, por eso le encinté la cara", ha asegurado el acusado, antes de insistir en que no hubo contacto sexual entre ambos y que en todo momento estuvieron los dos vestidos.

Tiempo después de arrojar el cuerpo al pozo, el acusado ha relatado que trató en varias ocasiones de extraer el cadáver del pozo descendiendo por una tubería, aunque no lo logró y se lesionó en el intento. También trató de hundir el cuerpo arrojando tejas, piedras o una azada, lo que explicarían, a juicio de la defensa, algunas de las lesiones que presentaba el cuerpo.

Según ha explicado la fiscal al jurado, "el cuerpo fue hallado con el sujetador cortado, desnuda de cintura para abajo, maniatada, golpeada, apuñalada y con disparos de balines en zonas no vitales".

"O la dejó sin sentido y abusó de ella o fue al revés, y después le realizó todo tipo de 'perrerías' (sic) que se le ocurrieron, lanzándola a un pozo con nariz, boca y ojos completamente tapados con cinta aislante y varios huesos rotos. Qué no haría con el cuerpo de Wafaa...", ha continuado la fiscal, que ha añadido que, en una primera declaración, el acusado dijo que le precintó la nariz y la boca "por si despertaba".

El abogado Juan Carlos Navarro -una de las acusaciones particulares- ha llamado la atención del jurado sobre la forma en la fue hallado el cuerpo de la víctima, sumergido y con una azada atada a un pié. "Se aseguró de ocultar cualquier tipo de prueba biológica, restos de semen o saliva".

"La víctima tenía lesiones perimortales. Tras multitud de actos de cobardía la lanzó a un pozo con agua. Estaba viva, pero atada y amordazada, las condiciones en las que murió esa niña son para no contarlas. Y Wafaa no era la primera, se le investiga por asestar 36 puñaladas a una mujer embarazada en junio de 2019", ha agregado.

Otro letrado de la acusación, Jesús Ruíz, ha advertido al jurado que "les hablará como Forrest Gump -en referencia a las ostensibles dificultades cognitivas y del habla del procesado-, como si no estuviese bien, pero, con todo el respeto a ese personaje, es un papel. El acusado es una persona fría y calculadora, tenía relaciones sexuales desde con niñas de 16 hasta con mujeres de más de 40. Es un dominador, un feminicida. La mató porque le daba calabazas y no lo toleraba".

La Fiscalía y la acusación particular, que ejerce la familia de la víctima califican los hechos como un delito de asesinato con alevosía y un delito de agresión sexual con agravantes de género y de discriminación por motivos racistas (la víctima era de origen argelino).

Reclama además el pago de 140.000 euros para cada uno de los progenitores de la víctima y 40.000 euros para cada uno de sus dos hermanos.

En el caso de la acusación particular se aprecia también un delito de odio, otro de detención ilegal y un delito de tenencia ilícita de armas, y pide 33 años de cárcel y prisión permanente revisable para el acusado, que confesó el crimen ante la Guardia Civil tras ser detenido.

La defensa de David S.O. sostiene que el procesado sufría un proceso psicótico fruto de un accidente de coche en 2015, que sufre el control de sus impulsos por el consumo de alcohol y drogas y que en el momento de los hechos consumía anabolizantes y esteroides, de modo que también tenía alterada su capacidad volitiva. Todo ello para reclamar la libre absolución, sin responsabilidad civil alguna.

De hecho, su letrado, Vicent Benavent, ha resumido las exposiciones de las acusaciones con: "Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Aquí hay ganas de hacer daño al acusado", y respecto a la víctima ha asegurado que la Guardia Civil señala que era toxicómana, que "posiblemente se dedicaba a la prostitución", pedía dinero a David y "no era trigo limpio".

"La cogió del cuello pero sin la intención de matarla. Lo hizo sin querer. Fue el instinto de huida, no quería verla muerta, por eso le vendó la cabeza", ha añadido este letrado, antes de sostener que "quizá no llevaba bragas y por eso no se han encontrado" -un extremo que ha incluido el acusado en su declaración, al explicar que le quitó a la víctima el pantalón antes de arrojar el cuerpo al pozo-.

El caso de Wafaa compartió protagonismo mediático durante varios meses con el de Marta Calvo, pues ambas jóvenes desaparecieron con pocos días de diferencia y en localidades relativamente cercanas de la comarca valenciana de la Ribera Alta.