Tragedia en Valencia
«Es necesario un inventario de los edificios con ese material»
Los expertos apuntan que la prioridad es conocer exactamente qué componente fue el causante de la virulencia del fuego. «Si hay que desmontar fachadas, se desmontan»
Una vez la investigación concluya cuál fue exactamente el material causante de la virulencia y rapidez del fuego que devoró las dos torres de la calle avenida Maestro Rodrigo de Valencia el pasado jueves por la tarde, lo primero que se debe hacer es un inventario de todos los edificios que hay en Valencia construidos con ese mismo componente, ya sea en toda su fachada o solo una parte de la misma.
Así lo apuntaba ayer el Director de la Cátedra Observatorio de la Vivienda UPV y director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación UPV, Fernando Cos-Gayón López. Este experto asegura que en este momento es imposible saber exactamente cuántos edificios puede haber construidos con este mismo componente, pero señala la necesidad de que, desde la Administración y junto con los administradores de fincas, se coordine un inventario de estos edificios, con el objetivo de revisarlos y «si hay que desmontar fachadas, se desmontan».
«Ahora es normal que estemos todos nerviosos y asustados, pero hay que dar tiempo a la investigación», señala.
El arquitecto valenciano Alfredo Burguera coincide con Cos-Gayón en la necesidad de revisar los edificios. Recuerda que es algo que ya sucedió en su momento con la aluminosis, una «enfermedad» de las construcciones que se conoció tras años utilizando determinados materiales. «Seguramente se introducirán restricciones a su uso. Para la revisión de los edificios tendrán que hacerse disposiciones de la Generalitat y del Ayuntamiento».
Burguera señala que no hay un solo factor que explique que un fuego que podría haberse quedado en el incendio de un solo piso, o dos, se convirtiera de repente, en cuestión de minutos, en un coloso en llamas. Fue la tormenta perfecta. El material usado en la fachada, por supuesto influyó, pero la velocidad del viento que soplaba en Valencia el jueves por la tarde, es un factor que no se puede menospreciar.
El arquitecto señala como una de las piezas fundamentales en el puzzle de la investigación, qué material rellenaba las planchas de aluminio usadas para el aislamiento del edificio. «La lana de roca no arde con esa rapidez. El aluminio es muy fino, para darle cuerpo, entre las dos planchas se coloca un material para aportarle espesor, y ese material no se sabe exactamente qué es, pero sí que tiene pinta de que fuera inflamable», asegura.
Subraya que en España la normativa contra incendios en materia de edificación es «muy dura, mucho más que en países anglosajones», pero los ensayos que se realizan antes de dar el visto bueno a un material, no pueden prever todas las casuísticas posibles. Además, la normativa siempre va «por detrás», de manera que «hay veces que los diseños van más adelantados y la norma no los ha estudiado del todo».
Sobre la cantidad de edificios que puedan estar construidos de esta misma manera, Burguera asegura que desconoce la cifra exacta, si bien es cierto, asegura, que fue una forma muy común de edificar a principios de los años 2000. «Se colocaba este material en las fachadas no buscando ahorros de costes, sino para transmitir sensación de modernidad, saliendo de las fachadas de ladrillo», explica el experto. En cualquier caso, asegura, son edificios fácilmente reconocibles.
Burguera subraya que un aspecto poco comentado ha sido que el sistema de evacuación de las torres, las escaleras antiincendios, funcionaron «muy bien». «Es horrible que haya diez personas fallecidas, pero hay que tener en cuenta que podríamos estar hablando de una tragedia muchísimo mayor», señala.