Saber calcular la altura de un punto es una operación fundamental en muchísimos campos; desde el desarrollo de mapas o de proyectos arquitectónicos… hasta la tectónica de placas. La dificultad que entraña esta operación es que, como ocurre con la medición de otras dimensiones (como la velocidad a la que se mueve un objeto, por ejemplo), es necesario un punto de referencia.

En el caso que nos ocupa, que es el de la medición de la altitud topográfica, el punto de referencia más frecuentemente utilizado es el Nivel Medio del Mar o NMM. Gracias a esta referencia, sabemos que el relieve de España tiene una altitud media de 660 metros sobre el nivel del mar, que el Teide está a 3.718 metros sobre el nivel del mar o que Ávila está a 1.131 metros sobre el nivel del mar. O sea, que antes de ponerse a dibujar cualquier mapa mínimamente fiable, es saber situar el NMM.

Y esto supone un problema, porque la altura del Mar no es la misma en Venecia que en Manila o que en el Puerto de Vigo… y no está a la misma a las 4 de la tarde que a las 3 de la mañana. Esta variabilidad obliga a que cada país tome su propio punto de referencia. Este punto es lo que se conoce como “cota cero” y cualquier cálculo de la altitud debe realizarse comparándose con él. En España, la cota cero es el primer peldaño d e la escalinata de la entrada al Ayuntamiento de Alicante.

¿Por qué se escogió este punto?

El Instituto Geográfico Nacional se creó a finales del siglo XIX. A partir de entonces, este organismo sería el encargado de realizar un levantamiento topográfico nacional, que estableciera las altitudes exactas de cada localidad y accidente geográfico de España. Para garantizar que las mediciones fueran estables, era necesario encontrar un punto de referencia en la costa cuya variación de altura con respecto al nivel del mar fuera mínima a lo largo del día y a lo largo del año.

Este requisito implicaba descartar de plano el norte y el occidente de la Península Ibérica, donde las variaciones entre bajamar y pleamar son muy grandes. La única opción fiable debía estar en la costa mediterránea. Al tratarse de una masa de agua relativamente pequeña y confinada, sufre muchas menos variaciones de altura que la que pueden sufrir el Cantábrico o el Atlántico.

Alicante, en particular, se encuentra en una bahía con una oscilación marítima diaria de sólo unos pocos centímetros. Además, la ciudad goza de un clima estable, lo que favorece la precisión requerida. Una cota cero en esta ciudad aseguraría que los mapas de nuestro país tuvieran un rigor enorme, limitando el fallo del cálculo de la altura de los diferentes accidentes geográficos a sólo unos centímetros. Ahora bien, no iba a servir cualquier punto de la ciudad. En topografía la minuciosidad es ineludible y si había una medición importante para el futuro, era esta.

Durante cuatro años (desde 1870 hasta 1874), los geógrafos del Instituto Geográfico Nacional llevaron a cabo mediciones diarias a mano utilizando una regleta, con el objetivo de establecer el punto de referencia más confiable. Finalmente, se determinó que el primer peldaño de las escaleras interiores del ayuntamiento de Alicante, que se encuentra a exactamente 3,41 metros sobre el nivel del mar, sería el punto de referencia. Desde entonces, todas las altitudes en España se miden en relación a este punto. Para obtener un cálculo absolutamente preciso, simplemente se debe sumar 3,41 metros a la altura obtenida.