Medicina
“Llevo 30 años investigando la muerte, estoy convencido de que es reversible”
Sam Parnia, de la Universidad de Nueva York señala que nuestros cerebros siguen siendo "salvables no solo durante horas, sino posiblemente días" después de la muerte.
Unos meses atrás, un estudio científico afirmaba que nuestro cerebro sigue activo después de la muerte. Al menos por un tiempo. Ahora, Sam Parnia (doctor en biología molecular y celular y miembro del Royal College of Physicians), señala en que el paro cardíaco no tiene por qué ser el final, ya que las intervenciones médicas actuales pueden ayudar a los pacientes a burlar la muerte.
En una reciente entrevista, este profesor de la Universidad de Nueva York, insistió en que, en general, la industria médica todavía está muy atrasada en los conceptos de muerte y agonía.
“Lo que ha permitido el estudio científico de la muerte – afirma Parnia -, es que las células cerebrales no sufren daños irreversibles en cuestión de minutos tras la falta de oxígeno cuando el corazón se para, sino que 'mueren' a lo largo de varias horas. Esto permite a los científicos estudiar objetivamente los acontecimientos fisiológicos y mentales que se producen en relación con la muerte”.
Según Parnia, los estudios de los últimos cinco años (incluidos algunos realizados por su propio laboratorio en la Universidad de Nueva York) han sugerido que nuestros cerebros siguen siendo "salvables no solo durante horas, sino posiblemente días" después de la muerte.
En un estudio de Parnia Lab del año pasado, por ejemplo, su equipo descubrió que algunos pacientes con paro cardíaco tenían recuerdos de sus experiencias de muerte hasta una hora después de que se les hubiera parado el corazón, y la actividad cerebral de esos mismos pacientes sugiere un fenómeno similar. Para el 40% de esos sujetos, la actividad cerebral también volvió a la normalidad o casi a la normalidad una hora después de la reanimación cardiopulmonar (RCP).
En combinación con otros estudios, incluido uno particularmente horripilante de Yale, en el que se revivieron cerebros de cerdos decapitados hasta 14 horas después de su decapitación. Parnia afirma que la idea de que la muerte es un estado definitivo es “simplemente una convención social que no se ajusta a las realidades científicas. Si eliminamos esa etiqueta social que nos hace pensar que todo se detiene y lo miramos objetivamente, la muerte es básicamente un proceso de lesión”.
Según su razonamiento, ese proceso se puede revertir no solo utilizando máquinas de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO), que actúan como el corazón y los pulmones del cuerpo cuando esas funciones han fallado, sino también cócteles específicos de medicamentos que han demostrado ayudar en el proceso de resurrección en estudios con animales.
Parnia también afirmó que cree que su equipo es el único en el mundo que administra a los pacientes estos llamados “cócteles de RCP” o de resucitación cardio pulmonar, que pueden incluir epinefrina, metformina (fármaco para la diabetes), vitamina C, vasopresina (un antidiurético) y el suplemento para la fatiga Sulbutiamina, con el propósito de reanimarlos.
“Si tengo un ataque cardíaco y muero mañana, ¿por qué debería permanecer muerto? – cuestiona Parnia -. Eso ya no es necesario”.
Obviamente, la idea de Parnia de un resurgimiento después de la muerte depende en gran medida del tiempo, pero si se sale con la suya, podríamos empezar a ver más allá de la muerte menos como una frontera final y más como algo reversible inmediatamente después o incluso más allá.
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