Ciencia
Estos son los 5 temas científicos que marcarán 2025, de la Luna a los ciborgs
El año que viene será especialmente convulso para las disciplinas científicas con más impacto económico y ético, en parte, por el cambio de liderazgo en Estados Unidos
Como cada año, las principales revistas científicas presentan sus quinielas sobre el año que está por llegar. Nature es, posiblemente, la más prestigiosas de quienes ofrecen sus cábalas y, a decir verdad, la que más suele acertar. En cualquier caso, miremos la previsión de quien miremos, hay un protagonista inesperado de la ciencia que 2025 está por traer: Trump. Aún sin haber tomado posesión del cargo, la declaración de intenciones de Trump está clara. Sus políticas parece que tendrán un gran impacto en investigaciones tan punteras como la exploración espacial, las vacunas, cambio climático o la inteligencia artificial. Así que, si te interesa la actualidad científica, esto es lo que puedes esperar del año que viene.
La Luna… y otras cosas
Si todo va según lo esperado, podemos decir que 2025 será el año de la exploración lunar. Venture Moon, una misión japonesa llevará un aterrizador con un micro-rover a bordo hasta nuestro satélite y, paralelamente, la texana Intuitive Machines enviará un módulo con un taladro de hielo y un espectrómetro de masas capaces de analizar la composición del subsuelo lunar. Y, por si fuera poco, la NASA lanzará un satélite llamado Traiblazer que cartografiará la superficie lunar en busca de agua. A todo ello se suma que Trump ya ha declarado su prioridad de poner humanos en la Luna y en Marte, ha nombrado a Elon Musk como líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental y a Jared Isaacman como director de la NASA, ambos profundamente comprometidos con la colonización espacial.
No obstante, todavía se apuesta por misiones espaciales no relacionadas con la colonización, como SMILE, en la que la ESA y Academia China de Ciencias investigarán la interacción del viento solar con el campo magnético de la Tierra mientras PUNCH, de la NASA, tomará imágenes 3D del Sol y SPHEREx, de la misma agencia, registrará imágenes de los 450 millones de galaxias y 100 millones de estrellas de nuestra Vía Láctea en 102 tono de luz infrarroja, ayudándonos a cartografiar el universo. Misiones que podrían comenzar a flaquear tras 2025 a medida que las prioridades de Trump, Musk e Isaacman redistribuyan los presupuestos de la exploración espacial para cambiar ciencia básica por proyectos de colonización.
Más delgados y, si eso, sanos
Durante los dos últimos años hemos visto un creciente interés de la prensa en los nuevos fármacos para reducir el peso. Claramente, su impacto social podría ser muy positivo para abordar determinados casos resistentes a otras medidas más conservadoras, pero estamos viviendo el principio de una moda y su uso está creciendo sin un control sanitario adecuado. En cualquier caso, 2025 no será el año en que todo esto cambie, sino todo lo contrario, podría recrudecerse. Se espera que el uso de la semaglutida aumente y que avancen los ensayos clínicos de dos nuevos tratamientos: retatrutida, maritide y orforglipron (sin inyecciones). La retatrutida mostró en sus ensayos de fase II una pérdida del 24,2% del peso en 11 meses, mucho más que la semaglutida que está entre el 15 y el 20%.
Con suerte, este mismo tipo de fármacos pueden dar lugar a tratamientos para el parkinson, el alzheimer, la psoriaris e incluso los sofocos de la menopausia, así que, por quedarnos con el lado positivo, cuanto más los comprendamos, más probable es que sepamos darles otros usos. A fin de cuentas, el reposicionamiento de fármacos ha sido clave para mejorar la salud poblacional. En cualquier caso, parece que los indicadores de salud, con esta moda, están en un segundo plano y que la estética se ha apoderado de los focos. En contraposición, también es cierto que se espera un avance en el tratamiento del dolor para 2025. Si todo sale bien, podría aprobarse el uso clínico de suzetrigine, un analgésico no opioide que inauguraría una nueva clase de medicamentos para tratar el dolor agudo, algo que no había ocurrido en más de 20 años.
Interfaces cerebro-máquina
Aunque el dispositivo Telepathy de Neuralink, la empresa de Elon Musk, se ha llevado la atención mediática durante estos últimos años, lo cierto es que no ha sido especialmente revolucionaria. Los interfaces cerebro-máquina que permiten conectar el cerebro con dispositivos electrónicos son anteriores y hay muchas empresas desarrollando dispositivos competitivos. Sin embargo, 2025 podría poner en juego un rival mediático (y no solo técnico), NEO, un pequeño dispositivo que apenas requiere 8 electrodos para monitorizar la actividad cerebral relacionada con el movimiento y los sentidos. Los ensayos empezaron en 2023 y, desde entonces, ha mostrado resultados excepcionales. Tras 9 meses de uso doméstico, uno de los participantes con lesión medular pudo volver a comer, beber y agarrar objetos por sí solo.
NEO es un proyecto del Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China y, durante 2025, pasará a expandir sus ensayos, por lo que podríamos estar a las puertas de una revolución en este sector, donde empieza a haber una competencia mediática por la atención y, por lo tanto, puede que una lucha de inversores que incentiven la investigación. Por otro lado, estos dispositivos están profundamente relacionados con la inteligencia artificial, sin la cual es mucho más complejo analizar los patrones de activación del cerebro, por lo que los avances en IA podrían repercutir muy positivamente en estos interfaces. Precisamente por eso, Donald Trump vuelve a ser relevante para comprender el futuro de la ciencia y la tecnología en 2025. El próximo presidente de los Estados Unidos de América ya ha anunciado que derogará la orden ejecutiva de Joe Biden sobre inteligencia artificial, que pretendía contener (modestamente) el desarrollo desbocado de estas tecnologías.
Las pandemias que están por llegar
La pandemia del COVID-19 está cada vez más lejos y parece que estamos bajando la guardia. De hecho, Trump ha elegido secretario de Salud y Servicios Humanos a Robert Kennedy Jr. conocido, aparte de por sus ascendentes, por ser abiertamente escéptico con las vacunas. Es pronto para saber si esto tendrá un impacto grave en las investigaciones relacionadas con vacunas y futuras pandemias, pero el propio Trump lleva a sus espaldas numerosos comentarios pseudocientíficos al respecto, como cuando sugirió tratar el coronavirus con “una inyección de desinfectante” o con “luz solar”.
Si las previsiones son correctas, en mayo de 2025 los estados miembros de la OMS deberían de terminar el tratado global sobre pandemias que deberían haber finalizado durante 2024. Gracias a él se facilitará el acceso a muestras y secuencias genéticas de patógenos para investigar posibles vacunas y tratamientos. Y, al menos, según han indicado, debería establecer una forma de ayudar a países de ingresos bajos a producir vacunas, medicamentos y kits durante futuras pandemias. Cuestiones que han tenido discutiendo a los estados miembros y que, posiblemente, hayan sido el motivo del retraso.
Cambio climático y otros cambios
Y de mayo pasamos a noviembre, cuando tendrá lugar el 30 aniversario de las negociaciones climáticas de la COP. En ella se intentarán asegurar los 300 mil millones de dólares anuales para apoyar a los países en desarrollo antes de 2035 y otras cuestiones que ya son un clásico. No obstante, la atención posiblemente esté puesta en Estados Unidos. Durante su anterior legislatura, Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París de 2015 sobre el clima, un compromiso internacional para limitar el calentamiento global entre 1,5 y 2 °C por encima de los niveles preindustriales. No sería descabellado que este 2025 hiciera lo propio e, incluso, que revirtiera algunas regulaciones sobre plantas energéticas, automóviles y otros sectores altamente contaminantes.
Por otro lado, durante este año, la misión NISAR de la NASA con ISRO cartografiará las superficies terrestres heladas cada 12 días, así como las grandes masas de árboles. De este modo, podrán analizar la evolución de los glaciares y la deforestación y comprender mejor el estado actual del planeta. Junto a ella, la misión Biomass de la ESA empleará la tecnología radar para medir la biomasa forestal, analizando el papel de los bosques en el ciclo del carbono y, por lo tanto, en su impacto en el cambio climático.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Vivimos en la era de la big science, eso significa que las decisiones políticas tienen una gran influencia en el desarrollo científico y, por lo tanto, el cambio de presidente en un país tan influyente como Estados Unidos puede ser determinante, en especial cuando hablamos de disciplinas científicas con un gran impacto económico o ético, que suelen ser las que más dividen a los partidos ideológicamente enfrentados.
REFERENCIAS (MLA):
- Naddaf, Miryam. “Science in 2025: The Events to Watch for in the Coming Year.” Nature, vol. 637, 2025, pp. 9-11. doi:10.1038/d41586-024-03943-9.
✕
Accede a tu cuenta para comentar
Clasificación directa