Referente del humor gráfico
«El humor es una forma legal de ser malos»
Robert Mankoff, el mítico ex editor de los dibujos de la revista «The New Yorker», recoge en un libro las mejores viñetas para entender lo que divierte en la ciudad de los rascacielos
Por las páginas de la revista «The New Yorker» han pasado lo mejor de la literatura y del periodismo, desde J. D. Salinger a Dorothy Parker pasando por Woody Allen, Susan Sontag, Janet Malcolm o Steve Martin. Pero «The New Yorker» también ha sido sinónimo de risa, como lo demuestran las muchas viñetas que a lo largo de los años han dibujado algunos de los grandes nombres del humor gráfico, como Roz Chast, Mort Gerberg, Jack Ziegler o Robert Mankoff. Este último fue durante veinte años editor en «The New York», uno de los responsables de esa nota cómica que con un estilo sencillo, pero directo sabía dirigirse al lector.
Mankoff es precisamente el autor de un delicioso libro en el que nos muestra las claves de la vena más divertida de la revista. Eso es lo que encontramos en «El humor de Nueva York», publicado por Bruguera, que reúne algunas de las mejores viñetas de esta publicación, algunas de ellas míticas e inolvidables, también firmadas por el propio ex editor.
Robert Mankoff, en conversación con este diario, cuando se le pregunta si existe un humor que se pueda definir como característico de la ciudad de los rascacielos, asegura que «no creo que el humor sea un monolito. Tiene un montón de géneros, de aristas. Crecí en Nueva York y eso debe ser como hacerlo en Madrid o Barcelona a nivel de intensidad. La gente no tiene tiempo ni para una cháchara. Es algo agresivo, aunque sin mala fe. Mire, yo soy de origen judío y creo que hay algo del humor judío, con sus contradicciones, ese pensar en exceso en lo que digo que es mi tipo de humor y lo que representa el hecho de crecer en una ciudad como Nueva York».
Entre los muchos dibujos realizados por Mankoff para «The New Yorker» hay uno que brilla con luz propia. Es de una gran sencillez y en él vemos a quien parece ser un importante ejecutivo hablando por teléfono desde su despacho con una enorme cristalera a sus espaldas con Nueva York a sus espaldas. El hombre comenta: «No, el jueves imposible. ¿Qué le parece nunca? ¿Nunca le iría bien?» El dibujante reconoce que esa pequeña gran obra «no tenía ni idea de que pasaría a ser tan popular. empleé una frase muy peculiar, muy idiomática. Siempre funciona mejor si se trata de una frase hecha, pero no podía sospechar que fuera aceptada tan bien. Me siguen preguntando por esa viñeta que fue publicada en la revista en 1993».
Al ser preguntado por sus referentes en el terreno del humor, Robert Mankoff recuerda a algunos maestros del cine mudo, como Buster Keaton, pero también al grupo británico Monty Phyton, aunque matiza que no le gusta el espacio televisivo –y tan neoyorquino– «Saturday Night Life». «El humor que me gusta es aquel que no espero, que me pueda sorprender. Yo no soy alguien que ría mucho, no suelto carcajadas, pero me río de cosas muy incorrectas. El tipo de humor transgresivo me gusta, por lo que no tengo prejuicios. El humor es una manera legítima de ser malos. Es como un alivio».
Esto lo dice alguien que se dedica al humor y que parece tener una competencia fuerte en un personaje como Donald Trump, aspirante estos días a volver a ocupar el despacho oval de la Casa Blanca. A este respecto, Mankoff sostiene que «Donald Trump, que es de Queens como yo, es divertido. Eso no quiere decir que no sea espantoso. Lo que sucede es que no tiene sentido del humor que es la capacidad de mirarse a uno mismo y verse ridículo. Trump en su blablablá parece un monologuista que salta de un sitio a otro. Sus chistes son auténticos, son suyos y ha desarrollado una retórica para sus enemigos».
Y, ojo, Mankoff nos demuestra con sus viñetas que hasta la obra de Magritte es divertida, incluso gracias a ese caballero con una manzana en la cara: «Magritte busca en sus cuadros el arte, yo en mis dibujos la risa».