Día Mundial de la Lucha contra el Sida
El envejecimiento prematuro de las personas con VIH de debe a la infección, no al tratamiento antirretroviral
Investigadores del Hospital del Mar Research Institute han demostrado que la alteración de un molécula concreta de ARN en los pacientes con Sida, en los que está sobreexpresada, se asocia a la inflamación y consiguiente envejecimiento
En los últimos años, el panorama de la infección por VIH, sobre todo en los países occidentales, ha cambiado radicalmente, puesto que ahora existe un tratamiento muy poco tóxico y con casi un 100% de eficacia que nos permite controlar esa infección, de manera que los pacientes pueden vivir prácticamente como si no la tuvieran, sin embargo, se ha visto que estas personas que viven con VIH envejecen más rápido, por diferentes motivos, entre lo que podría contemplarse una disfunción del sistema inmunitario pese a controlar el virus,
"Hay toda una serie de cosas que hacen que las personas con VIH tengan más comorbilidades asociadas a la enfermedad", explica el doctor Robert Güerri, jefe de sección del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, investigador del Hospital del Mar Research Institute y del CIBERINFEC, quien al respecto detalla que "son cosas asociadas al envejecimiento: se vuelven diabéticos antes, tienen más hipertensión, más enfermedad cardiovascular e incluso tienen algunos cánceres que son más frecuentes y prematuros... Es como si se hicieran mayores antes".
En este contexto, investigadores del Hospital del Mar Research Insitute han desarrollado un estudio para tratar de entender por qué motivo tiene lugar un envejecimiento prematuro entre las personas con infección por VIH. "La causa no es única, pero hemos encontrado una posible causa para esto", indica el doctor Güerri.
Envejecimiento por la infección
Se trata de unos marcadores en la sangre, que son ácidos nucleicos -un RNA-, que no tienen la función habitual de los mismos, que consiste en preservar o transmitir la información de la célula, sino que son microRNA que lo que hace es regular que otros genes se expresen más o menos. "Lo que hemos visto es que las personas que tienen VIH tienen uno de estos miRNA, concretamente el 21-5p, que está expresado en exceso y este material genético lo que hace es que se fabriquen más proteínas que tienen que ver con el envejecimiento y la inflamación asociada al envejecimiento", explica Güerri.
Esto resultados sugieren, pues, que "la propia infección por el VIH induce este mensajero, que hace que las personas infectadas estén más inflamadas y, por lo tanto, envejezcan antes", indica el doctor. En definitiva, el estudio, publicado en la revista Journal of Microbiology, pone de manifiesto que, pese al tratamiento antirretorviral y aún teniendo la infección completamente controlada, con el virus ya inexistente en la sangre e incluso el sistema inmunitario recompuesto, las personas con VIH siguen teniendo los niveles de este marcador más alto, lo que se traduce en que la presencia de la propio virus hace que éste se hiperexprese y, en consecuencia, estas personas estén más inflamadas y envejezcan más rápido.
Al respecto, cabe señalar que, durante el desarrollo del estudio, los investigadores descartaron que esa sobreexpresión de miRNA se pudiera deber al tratamiento con antirretrovirales y es que, como indica Güerri, "se estudió a treinta personas con la infección por el VIH que no habían recibido nunca tratamiento y a un grupo de diez personas sin VIH". "En primer lugar, comparamos la situación inicial y, a continuación, pusimos el tratamiento a las personas con VIH durante un año , tiempo tras el cual volvimos a determinar cómo estaban estos marcadores y otros 600 más. Y encontramos que en concreto este marcador estaba alterado al principio y, aunque con el tratamiento mejoraba, seguía alterado un año después". "Asumimos, pues, que es el efecto de la propia infección por el VIH, más que del tratamiento, porque en el momento inicial no habían recibido aún tratamiento", concluye.
Tres estrategias terapéuticas
Ante estos resultados, se abren nuevas vías. Según Güerri existen tres estrategias diferentes. La primera de ellas sería recurrir a "este miRNA como biomarcador, que podría servir para identificar qué personas van a tener más inflamación al tener mayores niveles del mismo y, por consiguiente, van a tener un envejecimiento más rápido, de manera que sería conveniente prestarles más atención para prever complicaciones", indica para a continuación referirse a la segunda estrategia, que se concretaría en tratar de identificar las áreas sobre las que impacta este biomarcador. "Sí detectamos que produce la inflamación de una vía determinada, se puede plantear algún tratamiento específico para esa vía determinada", explica e investigador.
Por último, Güerri hace referencia a una tercera estrategia, que resulta muy complicada pero que se concretaría en "tratar de desarrollar algún tratamiento que específicamente bloqueara este miRNA para reducir sus efectos adversos". "Es una estrategia más teórica, pero es posible, se puede plantear".
En cualquier caso, el investigador recuerda que "esta enfermedad es una enfermedad crónica y tiene toda la complejidad y todas las complicaciones asociadas a una enfermedad crónica, de manera que el mejor tratamiento sin duda para la infección por VIH es no contraerla". "Es verdad que hoy en día se controla y uno no muere de Sida como hace 25 pero tiene consecuencias y estamos luchando por acabar con estas consecuencias pero todavía nos queda un camino muy largo por recorrer".
En este sentido, comenta que "hasta ahora, la vida de estas personas se acortaba por la propia infección y el objetivo de los médicos que nos dedicamos a tratarla es que una persona que la contraiga tenga una esperanza de vida exactamente igual que una persona que no tiene el VIH. Y pese a que con el tiempo se ha ido acortando la distancia, todavía no se ha equiparado, aún hay una diferencia de esperanza de vida entre las personas que tienen VIH y las que no y podría ser que ello se explicara porque el cuerpo se deteriora antes por esta sobreexpresión del biomarcador y la inflamación asociada.