Historia
Una memoria inédita y crítica de la Guerra Civil en Barcelona
L’Avenç publica los fascinantes y hasta ahora desconocidos dietarios sobre el conflicto bélico escritos por Manuel Reventós Bordoy
Nos han contado la Guerra Civil de muchas maneras, con algunas luces y sus muchas sombras. Sin embargo, siempre será mucho más interesante que aquella tragedia nos la cuenten aquellos que la vivieron en primera persona. Desde su fallecimiento en 1942 ha quedado oculto un diario muy iluminador sobre ese episodio histórico. Lo escribió Manuel Reventós Bordoy y ahora se publica con edición y notas de Josep M. Muñoz e introducción de Borja de Riquer. «Diari de la guerra i Barcelona viscuda» nos ofrece una mirada crítica, muy crítica de la guerra y de algunos de sus principales protagonistas en Cataluña. Fue precisamente esto lo que hizo que su hija decidiera que estos cuadernos, redactados entre el otoño de 1936 y los primeros días de 1939, no pudieran editarse, aunque han sido finalmente las nietas del autor quienes han tomado la iniciativa.
¿Quién era este hombre? Según Borja de Riquer, Manuel Reventós fue «el intelectual noucentista que mostró tener una mayor sensibilidad social y también una mayor voluntad de estudiar con rigor el obrerismo catalán y las ideologías revolucionarias». Uno de sus contemporáneos, el incomparable Eugeni Xammar apuntaba que «Cataluña todavía hoy ignora, y continuará ignorando, que Manuel Reventós fue sin ningún tipo de duda el catalán más brillante de su generación».
Esa brillantez es evidente en el contenido de este documento histórico de primer nivel. Cuando el autor comienza a trabajar en estos cuadernos, la guerra ya está mostrando toda su crueldad. Hace ya tres meses que un grupo de militares se ha levantado en armas contra la República, pero la respuesta al ataque se está mostrando tan virulenta como el propio golpe de Estado, algo que indigna a Reventós.. El primer día, saliendo de misa y coincidiendo en Sarrià con los escritores Carles Riba y J.V. Foix, ya constató que la cosa se ponía fea al ver arder una iglesia en la Bonanova.
El caos es consecuencia de los responsables de dirigir a un país que empieza a romperse. Uno de los primeros en ser cuestionado en esta memoria es el mismo presidente de la República, quien el 20 de octubre de 1936 se presenta en Barcelona. Para el autor, «mai no s’havia vist una trajectòria tan malbaratada d’home de lletres amb capacitat d’humor i originalitat d’expressió, convertit en un fracàs polític, després d’una tan bella iniciació política amb les reformes militars».
En el libro podemos conocer una Barcelona en la que hay todo tipo de restricciones, por ejemplo para comprar el pan. También hay incontrolados que se dedican, parafraseando a Baroja, a «mascaradas sangrientas».
Para Reventós Bordoy, el presidente de la Generalitat Lluís Companys era en esos días bélicos «el pajarito» que estaba reformando la Generalitat el 4 de abril de 1937: «El pajarito s’ha despenjat amb un govern presidit per ell mateix i amb reducció (això sempre està bé) de persones».
A medida que pasan los días, el autor de estos dietarios constata que las cosas se han hecho mal. Se habría podido frenar el golpe de Estado aquel 18 de julio de 1936, pero se han ido cometiendo errores, demasiados errores con muy dramáticas consecuencias. Es algo que no puede evitar anotar en las páginas de su cuaderno. Si bien en un primer momento, en palabras de Reventós, el pronunciamento resulta «peligroso, fuerte», el hecho de que no triunfara en Madrid, Barcelona y Valencia, así como el norte de la península, debería haber hecho pensar que era fácil responder. «Era possible tallar-los d’Àfrica; potser s’hauria pogut fer un contrapronunciamento allí mateix. Era fàcil de portar a casa les simpaties i l’ajuda de les democràcies», añade el autor. Pero se cometió, a su juicio, un «criminal error» como fue el de armar a los miembros de la Federación Anarquista Ibérica, planteando de esta manera una «revolució anarquista contra revolució faixista. És clar, amb això es dona armes, pedestal i contingut a l’empresa innoble de quatre soudards».
Tampoco ve con buenos ojos lo que se está haciendo desde un punto de vista militar para frenar el avance de las tropas rebeldes. La caída, otra vez, de Teruel, como escribe el 1 de marzo de 1938, demuestra «l’absoluta ineficàcia de l’exèrcit roig». Y eso mismo va en paralelo, en esa misma entrada del diario, a un discurso del presidente del Gobierno Juan Negrín a quien acusa Reventós de metir con «retòrica cargoladissa sobre cert temes».
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