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Este es el pueblo con los nombres más raros del mundo, y está en España

Este curioso municipio, ubicado en la provincia de Burgos, ha entrado en el Libro Guinness de los récords por la particularidad de sus vecinos

Municipio burgalés de Huerta del Rey
Municipio burgalés de Huerta del ReyDip. Burgos

Antonio y Manuel son los nombres más comunes y repetitivos en España. Y María Carmen y María si nos referimos al colectivo femenino. Y desde hace unos años ya. Y si nos vamos Castilla y León, para las mujeres se repite el mismo nombre pero en el caso de los varones se ha situado en primera línea David. Y cada año van ganando enteros tanto Lucía como Martín.

Pero esta particularidad no existe en una pequeña localidad ubicada en la provincia de Burgos. Nos estamos refiriendo a Huerta del Rey, enclavada en plena Sierra de la Demanda, y que forma parte del Camino del Cid. Y uno paseando por sus calles parece que se adentra en una villa del medievo. Además, por allí cerca se encuentran uno de los yacimientos más ricos que existen en España, como son los de Clunia.

Una localidad donde apenas se llegan al millar de habitantes, pero con una particularidad que la hace diferentes y que le ha hecho figurar en el Libro Guinness de los Récords. Y es que se ha convertido en el municipio con los nombres, entre sus vecinos, más raros de todo el mundo. Nombre para nada comunes hoy en día y que parecen de otros siglos.

Ahí van unos cuantos: Filadelfio, Canuta, Onesíforo, Burgundófora, Hercilio, Heirónides, Gláfida, Filogonio, Respicio, Eufronia, Walfrido, Digna Marciana, Estercacia, Clodoveo, Ebodio o Firmo... Casi nada.

Municipio burgalés de Huerta del Rey
Municipio burgalés de Huerta del ReyDip. Burgos

Todos ellos son nombres reales. ¿Pero cuál es la historia que se esconde detrás? Pues hay que remontarse a finales del siglo XIX, cuando la mayoría de los habitantes compartían tres o cuatro nombres e incluso los mismos apellidos, lo que causaba problemas a la hora de repartir el correo. Por ello, al secretario del Ayuntamientos e le ocurrió echar mano del martirologio romano y los vecinos lo tomaron como una buena solución, con lo que empezaron a bautizar a sus hijos con esos nombres, para evitar confusiones.

Una tradición que continúa a día de hoy, aunque eso sí, con menos vecinos por los estragos de la despoblación, y por ellos los hace únicos en la actualidad.

En 2008 se celebró un Encuentro Internacional de Nombres Raros en la localidad, y tres años después la bebida Aquarius grabó en el mismo pueblo un anuncio publicitario acerca de los nombres raros de sus habitantes.