Energía
Este es el pequeño pueblo en el que apareció petróleo por primera vez en España
Fue el 6 de junio de 1964
Los países más ricos del mundo son los que tienen importantes yacimientos de "oro negro". España en estos momentos no está entre ellos, pero hubo un momento en el que nuestro país tenía un producción bastante abundante. Y, todo nació en un pequeño pueblo, que fue dónde se encontró por primera vez petróleo. Corría el 6 de junio del año 1964, cuando durante una exploración se descubrió la existencia de un yacimiento petrolífero. Los trabajos fueron realizados por la empresa mixta Amospain-CAMPSA, participando en el consorcio las sociedades norteamericanas Standard Oil of California y Texaco. Cuando llegaron a los 1348 metros de profundidad, un gran chorro surgió, alcanzando una altura que algunos de los testigos cifraron en "casi cincuenta metros".
Así es como comenzó la historia del “oro negro” en España. A día de hoy, por desgracia, la producción de crudo ha descendido. La realidad es que, durante algunas legislaturas, se ha apoyado la búsqueda y extracción de petróleo en España, y el número de licencias concedidas durante algunos gobiernos para llevar a cabo estudios técnicos de petróleo han alcanzado la cifra de 150.
Por ejemplo, según los expertos, la bolsa de petróleo que se ha analizado en Tarragona podría proporcionar 30 millones de barriles, mientras que en Canarias se podrían extraer hasta 140.000 barriles diarios durante 20 años; esto representaría un ahorro de 28 mil millones de euros en la factura energética de España.
Tras años de eclosión durante el franquismo y la Transición, la producción máxima histórica de crudo en España se logró con cinco pozos –cuatro en Tarragona y el de Ayoluengo– en 1983. A partir de ahí, la producción comenzó a menguar progresivamente hasta 2021, cuando Repsol anunció que cerraba su histórica plataforma de Casablanca, en Tarragona.
Pero vamos a volver a los orígenes, a ese 6 de junio de 1964, que el “oro negro” puso en el mapa a un pequeño pueblo de la provincia burgalesa, más concretamente en Sargentes de la Lora, en el que se descubrió el campo petrolífero de Ayoluengo.
Desde principios del siglo XX ya se sospechaba de la existencia de bolsas de petróleo en el subsuelo de la comarca burgalesa de La Lora y durante la Guerra Civil se realizaron perforaciones. Después de que fuera descubierto en 1964, el 9 de febrero de 1967 se inicia su explotación comercial del yacimiento, la cual había sido autorizada oficialmente unas semanas antes, el 29 de diciembre de 1966.
El 7 de abril de 1967 fue aprobada la construcción y utilización de un oleoducto de 11 kilómetros entre Ayoluengo y Quintanilla Escalada, instalándose la estación petrolífera que ha llegado hasta la actualidad. El descubrimiento de esta reserva despertó unas grandes expectativas, si bien estas no tardaron en desvanecerse cuando se comprobó que de su explotación solo se obtenían 150 barriles al día.
En su momento al yacimiento se le calcularon unas reservas explotables de al menos unos doce millones de barriles. Para 1975 las instalaciones tenían una producción anual de 33 000 toneladas. La escasez del crudo, junto con su baja calidad —al presentar el hidrocarburo trazas de arsénico y azufre—, hicieron inviable el refinado del petróleo de la Lora con la tecnología disponible en la época de mayor producción. Su único aprovechamiento comercial fue servir como combustible industrial, que era quemado en calderas de fábricas de Burgos y provincias limítrofes.
La explotación de Ayoluengo no cumplió con las expectativas creadas y, a la larga, nunca llegó a tener un verdadero impacto en la economía española.Su influencia a nivel local sí tuvo una incidencia mayor, aunque solo inicialmente. La posibilidad de llevar el petróleo hasta la refinería de Somorrostro, en Vizcaya, a través de un oleoducto construido a tal efecto, nunca pasó de mera sugerencia en los momentos iniciales de euforia. La tubería entre Ayoluengo y la terminal de carga de Quintanilla Escalada estuvo en servicio hasta 1993, fecha en que esta fue desmantelada; a partir de entonces la producción pasó a ser transportada en camiones cisterna. En los últimos años el petróleo extraído, repartido en cisternas y bidones, era transportado por camiones directamente desde el campo y los pozos.
Desde 2007 el complejo de Ayoluengo fue operado por la Compañía Petrolífera de Sedano, una filial de la británica Columbus Energy Resources. En enero de 2017, una vez finalizada la concesión de 50 años, cesó la explotación comercial del yacimiento. Estaba previsto el desmantelamiento parcial de las instalaciones, a la espera de un concurso para un nuevo período según las estipulaciones oficiales. Sin embargo, en noviembre de 2018 el Gobierno de España forzó a Columbus Energy Resources a que clausurase el último pozo que permanecía operativo en Ayoluengo, en labores de mantenimiento.
La compañía británica manifestó su «decepción» por esta decisión, ya que esperaba una nueva licitación del proyecto. Esto puso fin definitivamente a la actividad petrolífera en la zona.
En marzo de 2015 abrió sus puertas en Sargentes de Lora el denominado Museo del Petróleo , el primero de este tipo en España, cuyo enfoque abarcaba desde las cuestiones técnicas relacionadas con la extracción del petróleo a su historia en la comarca. Nada más cruzar las puertas del centro el visitante se encuentra las imágenes en recuerdo de aquel 6 de junio de 1964 transmiten al visitante la felicidad de aquel día, en una instantánea de los vecinos celebrando el primer brote de petróleo del Pozo Ayoluengo-1. Un primer brote que dejó casi 5.000 litros de petróleo difuminados por todos los cereales. El primer bar que se abrió, ‘Las Guapas’, y los primeros trabajos que se llevaron a cabo dan cuenta de lo que supuso aquel momento en la historia de esta localidad burgalesa que pasó de tener 250 habitantes, a registrar “más de 500 personas diarias”.
A lo largo del museo se pueden apreciar paneles explicativos de cómo se forma el petróleo, con muestras de rocas impregnadas, las brocas que se utilizaron para aquellas primera extracción, o incluso la primera botella de petróleo que se extrajo. “Recogida en su envase original” según apunta Gallo, puede verse entre los recuerdos que conserva el Museo. El alcalde en aquella época fue el encargado de llenar una garrafa con este líquido negro, que después repartió entre su familia. El sobrino del edil guardó esta botella tal y como se la dieron, y no fue hasta el año 2015 cuando se recuperó. Hoy es una de las “joyas de la corona” del Museo, que llama la atención de visitantes y curiosos.
El 11 de marzo de 2022 el complejo de Ayoluengo fue declarado bien de interés cultural, con la categoría de conjunto etnológico.
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