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Turismo

El viaje al Medievo al que te arrastra este pueblo de Cantabria

Es uno de los pueblos más bonitos de España, reconocimiento que tiene desde 2015 y está catalogado como conjunto histórico-artístico

Una de las calles del pueblo. Iván de Soria

Viajar a la época medieval, el viaje al pasado, es algo que a todos nos gustaría poder experimentar, y aunque sepamos que es imposible, hay lugares donde parece que el entorno nos transporta al Medievo.

Y no hace falta irse muy lejos, lo importante es elegir bien el sitio y Cantabria tiene un pueblo que directamente, nada más entrar en él, te engulle y te arrastra al pasado.

El viaje al pasado lo hacen sus callejuelas empedradas donde parece que el tiempo se detuvo hace siglos, sus preciosas casitas también de piedra, con sus hermosos balcones en madera de los que cuelgan flores que pintan de colores los paseos por esta localidad que se ha convertido en la joya medieval por excelencia de Cantabria y también en una de las más importantes del norte de España. Su silencio que solo se corta por el paso de un pájaro o por el andar sereno de algún habitante del pueblo.

Ubicado a 495 metros de altitud en el valle del río Argoza, ya aparece citado en la Edad Media. Su perfecto estado de conservación, la belleza del entorno y de las viviendas, así como el mimo con el que sus habitantes, menos de cien, se hacen cargo de preservar la esencia de este pueblo, le confieren una magia especial.

Está catalogado como Uno de Los Pueblos Más Bonitos de España desde el año 2015 y fue declarado como conjunto histórico-artístico en 1979.

Hablamos de Bárcena Mayor, ubicado además en un entorno natural de una belleza que pocos lugares pueden superar. Dentro de la Reserva Nacional de Caza del Saja y siendo el único núcleo habitado que se encuentra dentro de los límites del parque natural de Saja-Besaya. Bárcena Mayor es una de las poblaciones desde las que se puede ascender al Alto Abedules.

El corazón de Cantabria late en este pueblo, que en los años 90 se restauró para que los turistas los pudiesen visitar, sabedoras las Administraciones de la belleza y la esencia que se respiraba en este lugar privilegiado.