Gastronomía
El postre asturiano con sabor a cielo
La receta proviene de un convento de monjas donde comenzaron a aprovechar los huevos con esta receta en el siglo XlV
Asturias tiene muchos postres típicos y muy conocidos: arroz con leche, frixuelos, casadielles, requesón, marañuelas...
Pero hay uno, quizás menos conocido, al menos fuera de las fronteras asturianas, que es una auténtica delicia y que sólo se fabrica en una villa asturiana y que tiene sabor a cielo.
Se trata del tocinillo de cielo, postre típico de Grado. Una especie de flan que se elabora con yemas de huevo, agua y azúcar, un manjar solo apto para los amantes de los sabores dulces y que desde hace unos años es muy típico servir con una bola de helado para romper un poco con el dulzor intenso de esta preparación.
No hay confitería en Grado que no elabore y venda su tocinillo, es sin duda uno de los postres que todos los que pasan por esta villa, que es zona de paso del Camino Primitivo de Santiago, se llevan.
El tocinillo de Grado tiene una textura especial, dicen los expertos que hay algo en la receta que elaboran los artesanos moscones, que es como se llama a los habitantes de esta localidad, que hace de este postre un manjar de dioses.
El origen de este postre data del siglo XlV, cuando unas monjas de un convento de Jerez de la Frontera comenzaron a elaborarlo como una fórmula para aprovechar los huevos.
En Grado y en Candamo
En Grado, los artesanos que elaboran el tocinillo, cascan los huevos uno a uno, y caramelizan el azúcar, hasta ir integrando los ingredientes con el agua. La mezcla se cuece al baño maría.
El resultado es un postre meloso, dulce, con una textura ligera y que se vende desde porciones individuales hasta en formato de dos kilos.
Dicen muchos de sus adeptos que se trata de un postre caído del cielo y aunque no es uno de los postres que se sirvan en la mayoría de los restaurantes de Asturias sí que se puede tomar en Grado y en Candamo.
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