Blanca Paloma

La Virgen del Rocío recorre las calles de la aldea tras el salto de la reja

Los almonteños han llegado a las andas de la Blanca Paloma a las 02:56 de la madrugada

La emoción se ha disparado en la aldea del Rocío, que vibra intensamente con la presencia de la Blanca Paloma en sus calles. El popular salto de la reja se ha producido a las 02:56 horas, cuando los almonteños han llegado a las andas de la imagen para llevarla en sus hombros, primero por la ermita y luego por una aldea atestada de peregrinos, junto a la marisma.

Los ritos rocieros se desencadenaron a partir de las 12 de la noche, cuando comenzó el rosario de la hermandad matriz de Almonte. Un ritual cargado de fervor, jalonado por los cánticos, los rezos y las bengalas que alumbraron todo el recorrido. Todas las hermandades filiales participaron en este acto. Cuando el simpecado fue llegando a la ermita la expectación fue aumentando, hasta que se adentró en el templo y llegó a las plantas de la Virgen del Rocío. Fue en ese momento cuando los almonteños saltaron la reja para portar a la Reina de las Marismas en una procesión que supone el broche a la romería.

Los vítores se han ido sucediendo, las sevillanas y las palmas. La algarabía se ha desatado al paso de la imagen, que luce el histórico ajuar conocido como “de los Montpensier”. Se trata de una pieza confeccionada en tejido de tisú de plata sobredorada con bordados de hilos metálicos dorados y ornamentación de espejuelos, lentejuelas, cordoncillos de briscado y blonda metálica. Fue restaurada el pasado año, en el departamento de textil del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

El exorno floral de la imagen son ramilletes de flores preservadas, compuesto principalmente por rosas rojas, salpicadas con briza máxima, tintadas en tonos azules.

Durante toda la madrugada y hasta el amanecer la Virgen del Rocío visitará a todas las hermandades filiales, que recibirán a la imagen con rezos y cánticos. También se seguirá la tradición de acercar a los niños a la talla, para que toquen el manto y sean bendecidos por la imagen.