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Opinión: Méritos e infamias

Pau Casals, músico español

Camille Thomas, sin ningún rubor, lo calificó de español, que es lo que es, aunque estemos en tiempos de moralinas y censores

Una imagen de Pau Casals Orquestra Pau Casals

Acababa de entregarse la violonchelista Camille Thomas junto a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Aplauso general, éxito entre el público melómano y más palmas para premiarla. Siempre es un regalo pasar un rato ante la intrepidez y solvencia de esta formación a la que las administraciones y el público deberían prestar más atención, pero eso es otro cantar. Como regalo, la intérprete quiso regalar al público una pieza más fuera del programa, un regalo por los aplausos y el cariño. En inglés, explicó que viajaba a largo del mundo y que siempre interpretaba la pieza de regalo pero que era la primera vez que lo hacía en España. «A piece of the spanish musician; Pau Casals». Maravillosa, como todo lo del gran chelista y compositor catalán. Sin ningún rubor lo calificó de español, que es lo que es, aunque estemos en tiempos de moralinas y censores. Se trata de una chica nacida en 1988 que pasa su vida de auditorio en auditorio siendo una de las grandes esperanzas del repertorio clásico. Nacida en Bélgica, donde se cuece todo, no sufre el coñazo de la corrección política del resto de papas fritas que dirían «catalán» con la satisfacción de pensar que así le amargan la jornada a algún facha en el patio de butacas. Al final, ver mundo y viajar es lo que nos salva de la memez de pensar que somos el ombligo del mundo. Casals se convirtió en una estrella internacional y su interpretación de la famosa «suite» de Bach en un referente. Podemos estar orgullosos de su legado como español y como catalán, pero sobre todo como genio de la música. El arte y la cultura siempre se convierten en perfectos sortilegios para romper mentes mostrencas y voluntades compradas. Con su violonchelo la joven belga nos llevó a ese paraíso abstracto que sólo consigue la música, pero también al goce de saber que fuera de esta política de muros y oportunismo existe una realidad mucho más sana y coherente.