Investigación
Covid persistente: el poder de la vacuna para bajar la incidencia
El trabajo del Virgen Macarena en el proyecto europeo sobre el virus ha permitido arrojar luz sobre este síndrome
Han pasado ya casi cinco años desde que se reportó el primer caso de Covid-19 en la ciudad china de Wuhan. Y pese a que todavía quedan muchos interrogantes por resolver sobre este virus, que solo en España ha provocado la muerte de más de 120.000 personas, hay un dato inrrefutable: que las vacunas han salvado muchas vidas. «Es el avance que más nos tiene que importar, independientemente de los posibles efectos adversos, que habrá o no, para eso hace falta un estudio estadístico mucho más amplio. Lo que puedo asegurar es que las vacunas han salvado a mucha gente y ahora es raro que ingrese alguien con Covid grave», asevera la doctora Zaira Palacios Baena, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Virgen Macarena de Sevilla.
Habla con conocimiento de causa, porque desde que estalló la pandemia ha estado investigando este coronavirus en el marco del proyecto europeo «Orchestra», junto con otros 36 colegas de 14 hospitales europeos. La iniciativa, puesta en marcha por la Comisión Europea en 2020 para aprender de la crisis del SARS-CoV-2, ha dado lugar a multitud de estudios y ensayos que han arrojado algo más de luz a sobre este coronavirus.
La doctora Palacios advierte que el Covid ha venido para quedarse y que pese a las comparaciones con la gripe, «no podemos decir que el Covid sea un virus estacional, porque se dan casos durante todo el año». Lo que han comprobado los investigadores es que se trata de «un virus muy adaptativo, muta con mucha frecuencia, así que los tratamientos monoclonales ya no sirven, no funciona ninguno», apunta la doctora.
En el proyecto europeo han participado más de 7.000 pacientes con Covid-19 procedentes de 50 centros europeos permitiendo así trazar con precisión el vínculo entre las variantes del virus y las condiciones clínicas específicas de cada paciente. El equipo del Virgen Macarena participó en dos estudios: uno sobre el Covid 19 en inmunodeprimidos y otro sobre el Covid persistente. Sobre este último, se han logrado resultados innovadores, como la localización de cuatro subtipos distintos, además de la definición de las características de los pacientes en riesgo de desarrollarlo.
«El problema con el Covid persistente es que no es una enfermedad establecida como la diabetes o el cáncer. La OMS dio una definición muy amplia y el objetivo del estudio era definir mejor qué grupos de pacientes entraban. En esa investigación se analizó a 1.700 pacientes con una gama de síntomas muy amplia y se consiguió catalogar cuatro subtipos de Covid persistente: el neurológico, el cognitivo, el respiratorio y el dolor crónico», apunta Palacios. También se estableció el perfil del paciente con mayor riesgo de desarrollarlo: «Se vio que los pacientes que habían estado ingresados en UCI, de larga estancia, los que habían requerido respirador sonmás propensos a tener Covid persistente a largo plazo», apunta la especialista en Infecciosas y médica interna del Hospital Virgen Macarena de Sevilla
En la cohorte del estudio europeo, el 60% de los pacientes manifestó Covid persistente, pero «hay que tener en cuenta que son personas que se infectaron desde la primera oleada». Con la vacuna, aclara, el porcentaje ha bajado a níveles ínfimos. «De los nuevos infectados, mi impresión es que muy pocos desarrollarán Covid persistente, menos de un 10%».
Palacios también hace hincapié en la efectividad de la vacuna en personas inmunodeprimidas y con neoplasia hematológica: en ellos la vacuna no es tan efectiva como en personas sanas, que es del 80%, pero se ha comprobado cómo con la revacunación los niveles de anticuerpos que mantienen les está protegiendo y están teniendo síntomas leves».
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