¿Cómo se llamaba antes Málaga? El nombre que muy pocos conocen

La ciudad de Málaga ha sido testigo de una rica historia desde sus orígenes fenicios, reflejados en su nombre, que ha evolucionado a lo largo de los siglos hasta llegar a nuestros días. Su denominación, "Malaka", deriva de la lengua de los colonos fenicios que fundaron el asentamiento hacia el siglo VIII a.C., relacionado probablemente con actividades comerciales o paisajísticas. Este nombre se mantuvo con ligeras variantes fonéticas: "Malaca" en época romana y "Malaqa" durante el dominio musulmán.

Málaga en las monedas antiguas

La evidencia del nombre de Málaga se encuentra en monedas de bronce de los siglos II y I a.C., acuñadas bajo dominio romano, que contienen inscripciones en signario neopúnico. Estas monedas fueron identificadas como pertenecientes a la antigua Málaga en 1801 por el orientalista danés Oluf Gerhard Tychsen. Las inscripciones reflejan la conexión de la ciudad con el mundo púnico del norte de África, lo que respalda su origen fenicio.

Un nombre cargado de significado

La etimología del nombre ha generado debates durante siglos. Algunos lo asocian con el verbo semítico "malach" (reina) o con el hebreo "malach" (aderezar con sal), vinculándolo con la actividad pesquera de la ciudad. Otros estudiosos sugieren que "Malaka" podría significar "taller" o "sitio comercial", destacando el papel de la Málaga fenicia como un importante puerto de escala. Más recientemente, se ha propuesto que el nombre podría estar relacionado con un hidrónimo local, posiblemente el río Guadalmedina, derivado de lenguas paleomediterráneas previas a la llegada de los fenicios.

La influencia de Málaga

La ciudad de Málaga ha inspirado a otras localidades alrededor del mundo, desde pequeñas ciudades en América Latina, como Málaga en Colombia, hasta referencias en Malasia con el nombre de Malaca. Aunque estas conexiones son principalmente simbólicas, reflejan la influencia cultural y el recuerdo de la Málaga española a lo largo de la historia.

El nombre de Málaga no solo es un vestigio de su pasado, sino un símbolo de la continuidad histórica y cultural que ha marcado a esta emblemática ciudad mediterránea.