Agricultura
La asfixia del regadío andaluz
El sector se mantiene a la espera de la adopción de medidas clave como la doble tarifa eléctrica
Los elevados costes energéticos, incrementados en torno a un 90% en lo que va de año acarrean la asfixia del regadío andaluz, que se mantiene a la espera de medidas clave para garantizar su supervivencia, como un IVA reducido del 10% y la posibilidad de poner en marcha la llamada doble tarifa eléctrica, sistema que permite establecer dos consumos diferentes al año coincidiendo con las épocas de mayor y menor necesidad hídrica para los sistemas de regadío.
En la actualidad se estima que el regadío representa casi el 70% de la producción agrícola total. El hecho de que se hayan disparado los costes de producción tiene una clara repercusión en el precio que paga el consumidor final por los alimentos. El secretario de organización de COAG-A, Eduardo López afirma que «estamos atravesando un año crítico por la falta de precipitaciones. La situación requiere actuaciones urgentes que están ya planificadas en los planes hidrológicos, en materia de infraestructuras: embalses, interconexiones, aprovechamientos de agua, y desalación».
Desde la coordinadora de organizaciones de agricultores exigen «que se ponga orden en el desorden de los regadíos, las confederaciones deben ejercer un papel de control de los regadíos sin título concesional. Y hacen hincapié en que en el caso del Guadalquivir, «no soporta 40.000 hectáreas de arroz, porque consume cuatrocientos hectómetros cúbicos». «Somos partidarios de expropiar el 50%, indemnizar a los agricultores o comunidades de regantes que concesiones y ahorrar doscientos hectómetros para hacer viable el regadío del Guadalquivir», explica López.
La provincia de Málaga es otro de los focos de amenaza de la sequía, especialmente la Axarquía, donde la falta de lluvias ha hecho que las cosechas del aguacate y el mango, o incluso el tomate, se hayan ido al traste, además de haber tenido que asumir precios «desorbitados», según Asociación Provincial de Regantes de Málaga, Aprema.
Esta semana el Gobierno de la Junta de Andalucía se ha comprometido a aportar hasta 20 hectómetros cúbicos más de agua para el riego al sistema de La Viñuela para paliar la amenaza que pesa sobre esta zona de la comarca de la Axarquía, una de las más castigada por la situación. El citado pantano, el que más capacidad tiene de toda la provincia, apenas se encuentra a un 10% de agua embalsada, una circunstancia ante la que la organización profesional agraria Asaja recuerda que «venimos demandando de forma permanente la ejecución de una serie de obras hidráulicas, que no nos hagan depender de estas faltas de precipitaciones periódicas, manteniendo una garantía de los recursos». En este sentido, ayer mismo, Juanma Moreno reclamó al Gobierno medidas urgentes porque la sequía « lleva a Andalucía de cabeza a la recesión»
«Los agricultores, la industria turística y la industria en general dependemos mucho del agua; nosotros para producir alimentos, el turismo para abastecer a la población flotante, que se multiplica hasta por diez en algunas zonas y épocas, y la industria para la realización de sus procesos», explica Baldomero Bellido, presidente de Asaja Málaga. «La cantidad y forma de llover ha cambiado y necesitamos infraestructuras –continuó– para poder regular dicho recurso. Estamos a la espera de que entre en vigor el tercer ciclo de planificación hidrológica, y de los dos anteriores tenemos muchas tareas sin cumplir».
«Las grandes infraestructuras hidráulicas requieren un largo proceso, pero su efecto dura mucho más tiempo», recuerda. Entre las obras «prioritarias» para Asaja, están el recrecimiento de la presa de la Concepción (Marbella), que podría acumular más del doble del agua que puede almacenar en la actualidad; la corrección salina del embalse de Guadalhorce, al cual –el tercero en capacidad de Málaga– lleva agua dulce del río Guadalhorce «y se va contaminando con sal de dos nacimientos que confluyen en él, haciéndolo inviable para el agua de riego y necesitando una desalobradora para su uso como abastecimiento humano». Como dijo ayer el ministro Luis Planas, «la solución no está en dejar de producir».