La vicepresidenta Yolanda Díaz voló el viernes hasta la capital de Italia, Roma, y se dirigió a la Ciudad del Vaticano, sede la Iglesia católica, para reunirse por segunda vez en su vida con el Papa.

Según ella misma dijo a la salida del encuentro, mantiene con Francisco I "una magnifica relación" y lo admira. Durante la conversación, desveló la líder de Sumar, trataron los que ellos consideran que son "los retos de la humanidad" como parte de la premisa, que ella defendió, de que el Sumo Pontífice es "el mejor embajador del trabajo decente en el mundo".

Podría entenderse, por tanto, que la visita fue sobre todo en calidad de ministra de ese ramo, el de Trabajo. "Comparto con él la defensa del trabajo decente y la necesidad de una economía solidaria", aseguró también a los periodistas tras compartir con Francisco una hora a puerta cerrada.

Las reacciones no tardaron en llegar, las hay de todo tipo y consideración, pero hay quien no han dejado de diseccionar críticamente lo que creen que significa esta nueva muestra de sintonía entre el líder de los católicos y la heredera del espacio político de Podemos.

Una de esas voces fue la del que fuera cofundador de Vox y líder del Partido Popular en Cataluña, Alejo Vidal-Quadras, que volvió recientemente al foco de la actualidad por el atentado del que fue víctima en una reconocida calle del centro de Madrid.

El ya expolítico ha dirigido fuertes críticas especialmente hacia el Pontífice al considerar que esta reunión evidencia que "el Papa Francisco ya no disimula su sesgo ideológico hacia la izquierda radical".

Prueba de ello, señaló, es que la haya recibido "en plena campaña electoral" de las elecciones autonómicas en Galicia, que es también su tierra natal.

Además, se refirió, otro gesto que consideró una muestra de su acusación es que el argentino se despidiese de ella con las siguientes palabras, "siga adelante, no afloje". "Una clara interferencia en la política interna española", zanjó Vidal-Quadras en el tuit en cuestión a través del que se pronunció.