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Elecciones francesas

Macron y Le Pen se disputarán la presidencia francesa como en 2017

El presidente y la ultraderechista llegan en cabeza, con el 28% y el 23% de los votos, en la primera vuelta de las presidenciales, que tendrán su desenlace el 24 de abril

Macron y Le Pen se disputarán la presidencia de Francia el próximo 24 de abril. Sin sorpresas, y tal como los sondeos habían vaticinado, el presidente y la ultraderechista han llegado en cabeza de la primera vuelta de las presidenciales, con un resultado algo mejor para Macron de lo que los últimos sondeos habían vaticinado. El presidente se ha aplazado con el 28% de los sufragios, cuatro puntos por encima de la ultraderechista. Y pese a la mejora de última hora, los resultados confirman que Le Pen ha ido recortando poco a poco la gran ventaja que atesoraba el mandatario francés hace un mes para llegar a las urnas en una situación mucho más igualada y, a diferencia de hace cinco años, con muchas más opciones de disputarle el Elíseo.

El tercero en discordia, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon se quedó con un más que meritorio 20%, un porcentaje mucho más alto de lo que avanzaba la demoscopia y que muestra que acabó recibiendo buena parte del voto útil de la izquierda pero que, finalmente, resultó insuficiente para colarse en la segunda y definitiva vuelta.

Por delante ahora dos semanas de una nueva campaña electoral en la que Macron y Le Pen confrontarán dos modelos distintos de ver Francia y Europa. A diferencia de lo que ocurrió hace cinco años, hay algunos factores que invitan a pensar que Macron tendrá las cosas mucho más complicadas que entonces. Ya no existe ese fenómeno de novedad y además Le Pen contará con una despensa de votos del ultraderechista Eric Zemmour para la segunda vuelta, algo inédito en la historia de la V República. Sin embargo el fenómeno Zemmour ha sido mucho menor de lo esperado con apenas algo más del 7% de los sufragios. Lejos quedan aquellos tiempos otoñales en los que parecía que Zemmour suplantaría a Le Pen por la hegemonía de la ultraderecha.

La primera vuelta de estos comicios presidenciales dejan además otros titulares como la debacle de los partidos tradicionales, especialmente en el caso de los socialistas de Anne Hidalgo que apenas han llegado a un 2% de los votos . Algunas voces dentro del partido ya hablan de la necesidad de una refundación e incluso cambio de nombre.

Pero el descalabro ha sido aún mayor en el caso de Los Republicanos de la conservadora Valerie Pécresse porque contaban con más aspiraciones que los socialistas y se han tenido que conformar con un 5% que abre una profunda crisis interna en el partido por la constatación de que, cinco años después, Macron y Le Pen siguen formando una pinza que les deja con un raquítico espectro político.

Finalmente, las últimas previsiones del domingo fijaban la tasa de abstención en torno al 25-26%, 4 puntos más que en 2017, pero por debajo del 28,4% que alcanzó en una fecha que estos días también trae muchos recuerdos: el 21 de abril de 2002, hace ahora casi 20 años, cuando extrema derecha logró pasar a la segunda vuelta de la mano de Jean-Marie Le Pen, líder del Frente Nacional y padre de la hoy candidata Marine Le Pen.

Esta primera vuelta de las elecciones presidenciales ponen fin a una campaña muy anómala, eclipsada por la guerra en Ucrania y donde los temas de campaña han variado considerablemente por la coyuntura.

El poder adquisitivo se he transformado en la preocupación número uno de los franceses impulsado por la creciente inflación y los precios del carburante. La guerra de Putin ha tenido así un impacto brutal en la agenda de las formaciones políticas relegando a un segundo plano los asuntos que, a priori, iban a ser decisivos en estas elecciones como el fin de la crisis sanitaria, la seguridad, la transición ecológica o el encaje del islam en Francia. Ucrania modificó todo el planning y los partidos tuvieron que rehacer a la carrera sus programas para readaptarse a la nueva situación.

Muchos analistas han coincidido en señalar estos días que el mayor acierto de Le Pen consistió en saber leer esta campaña. Tuvo perfil bajo cuando estalló la guerra consciente de que su largo historial de relaciones con Putin podría perjudicarla. Y a partir de ahí, se recorrió Francia de punta a punta hablando del poder adquisitivo y relegando sus temas predilectos como la migración o la seguridad a un segundo plano.

Del otro lado, Macron se centraba en la esfera internacional como interlocutor incansable entre Rusia y Ucrania. Una circunstancia que se tradujo en buenos sondeos al principio de la campaña con más de doce puntos de ventaja sobre sus seguidores pero según pasaban los días, la buena dinámica de Le Pen le fue recortando poco a poco esa ventaja.

A partir de ahora, y hasta la segunda vuelta del 24 de abril, habrá que ir comprobando cómo se posicionan el resto de candidatos eliminados en esta primera vuelta. Algunos de ellos ya comenzaban a dar alguna consigna de voto en la noche electoral. Son el caso de Pécresse, Hidalgo, el comunista Roussel y ele ecologista Jadot que ya han llamado a votar por Macron.

Los sondeos publicados hasta ahora sobre una eventual segunda vuelta entre Macron y Le Pen, que ahora ya es una realidad, decían que el presidente ganaría con entre un 52% y un 54%. Parece claro que el margen será mucho más estrecho que el de hace cinco años cuando Macron se alzó con un 66%. Pero los expertos avisan siempre de que los sondeos sobre la segunda vuelta antes de celebrarse la primera son prematuros e inducen a la confusión. En cualquier caso son varios los factores que invitan a la inquietud en el palacio del Elíseo pese al buen resultado con un 28% en esta primera vuelta.