Pablo Picasso

Una genial sorpresa en Roma

El taller de Picasso de la Via Margutta

Por las calles del centro de la ciudad ya se puede caminar sin tener que presentar continuamente la Autodichiarazione a la policía, el papel que durante el bloqueo por el Covid-19, el Gobierno de Italia lo puso como una de las normas obligatorias. Esto ayuda a tomarse los paseos de otra manera, es como respirar aire de libertad y cada paso que se da, es un placer. Esta ciudad es inacabable y sorprende siempre, casi nunca falla, vas caminando y ahora sin turistas, se aprecian los detalles que anteriormente a esta situación, era prácticamente imposible.

Tenía que hacer un trámite en el Colegio de Periodistas de Italia que ha estado cerrado por la pandemia. La sede está en una de las placitas más acogedoras del centro de Roma, pequeñita, antigua y coqueta. Me refiero a la Piazza della Torreta, que es la referencia de un restaurante particular, el Santovino en donde, como su nombre indica, el vino italiano es el protagonista con cuatrocientos ochenta etiquetas en la carta, por lo menos así se anuncian. Antes del Covid-19, en este sitio prevalecía el ambiente italiano, de los residentes de la zona. El servicio lo recuerdo como cercano y cordial. Justo al lado, se encuentra la sede de la Ordine Nazionale dei Giornalisti, lo que viene siendo el Ilustre Colegio Nacional de Periodistas de Italia.

Al salir y siendo un día soleado, lo que más apetecía era caminar antes de volver a sentarme delante del ordenador. Me acerqué a la Via Margutta. Tomad nota de esta calle para cuando volváis. Una de las calles más agradables que podéis encontrar muy cerca de la Piazza di Spagna y con una historia maravillosa.

Claro, estoy hablando de la Via Margutta y quién conozca el nombre no se quedará para nada indiferente, pero primero os cuento lo de Picasso.

Via Margutta, Roma
Via Margutta, RomaAlicia Romay

Si vas caminando y te detienes a leer cada piedra o cada mosaico en Roma, ten por seguro que por lo general te encontrarás con algo que no conocías y si pensabas hacer un recorrido de 15 minutos, este tiempo se convertirá seguro en el doble. En cada piedra, en cada paso, puede haber un hallazgo. En esta vía, tuve la osadía de entrar al patio frontal de un palacete, la verja estaba entreabierta... levanté la vista y me encontré:

In questa casa nell’anno 1917, PABLO PICASSO visse e dipinse alcuni dei suoi capolavori” - En esta casa, en el año 1917, PABLO PICASSO vive y pinta algunas de sus obras-

La casa de Pablo Picasso en Roma
La casa de Pablo Picasso en RomaAlicia Romay

Vaya alegría que me llevé, es increíble que a pesar de haber paseado por aquí en infinidad de ocasiones, nunca se me había ocurrido mirar un poco más y observar los mosaicos que aparecen las fachadas de los palacetes romanos de esta preciosa calle. Por otro lado estoy muy contenta, ya que encontrarse así, de sopetón, la casa en donde Picasso tuvo un atelier, no sucede a menudo.

Los muros de esta casa, en la Via Margutta número 53b en Roma, han sido testigos de las muchas pinceladas que Picasso tuvo que dar para crear “Parade”, la obra majestuosa del artista malagueño que según los historiadores, hizo que cambiara el modo de presenciar el teatro. Parade es una cortina que se usó de telón, que ilustraba a un grupo de bailarines cenando en una feria antes de la presentación. En 1917, Picasso y sus colaboradores, se reunieron en Roma para trabajar en ella. Ha sido tan importante para el arte, que al haber sido calificada como “un tipo de surrealismo” por el poeta Guillaume Apollinaire, nadie sabía que tres años después, emergería este movimiento de arte en París.

“Parade” tiene 17 metros de largo por 10 metros de alto e ilustra una vivaz pista con payasos, bailarinas y animales y por sus enormes dimensiones. En el telón, el pintor regresa a su inspiración ligada al universo circense.

¿Serían aquí los primeros encuentros con Olga Stepanivna Khochlova, la que fue su esposa hasta su muerte ?¿Saldrían a recorrer la callejuela cogidos de la mano para susurrar al oído?

Cuando el 18 de mayo de 1917, Pablo Picasso, vió bailar a Olga en la obra Parade, en el Teatre du Châtelet, con su majestuosa obra como telón de fondo, el vestuario y el escenario creados también por él, no pudieron pensar que allí, les cambiaría la vida. Más adelante, no le importó que a su madre no le convenciera que quisiera contraer matrimonio con una bailarina extranjera. El regalo a su madre de la pintura que realizó el artista “Olga en mantilla”, en donde Olga aparece representando a una española ¿calmaron los ánimos?

Olga fue su esposa hasta la muerte del pintor, pues aún estando ya separados, nunca se divorciaron.

Esta es una de las tantas historias que seguramente Picasso protagonizó en su taller de la via Margutta, la calle de los artistas y de los bohemios. Esta calle pequeñita y llena de charme, se conoce como il quartiere degli stranieri” - el barrio de los extranjeros. Es la calle de boutiques exclusivas, de algunos de los restaurantes de moda y de la gente más chic de la capital italiana. Fue en la antigüedad un barrio de artesanos y de establos.

En los años cincuenta, después del éxito internacional de la película Vacanze Romane - Vacaciones en Roma- se convirtió en el lugar de residencia de famosos cineastas como Federico Fellini, y actrices como Anna Magnani y Giulietta Massina, siglos atrás, Rubens, Canova, Jusepe de Ribera disfrutaron de la tranquilidad y encanto de esta calle.

Via Margutta sigue siendo una calle de referencia para quedar con amigos romanos especiales. Por dar un ejemplo, después de la grata sorpresa de encontrar el atelier de Picasso, me encontré con Olimpia Orsini. A pie de calle, tiene su casa y estudio que emana arte por los cuatro costados. He quedado a tomar algo con ella cuando las restricciones en Roma se terminen, que esperemos sea muy pronto.