Benalmádena
La puerta del mar de Alborán
El mar de Alborán es el punto de conexión entre el Atlántico y el Mediterráneo, una puerta de entrada y salida de miles de especies migratorias marinas.
El mar de Alborán es el punto de conexión entre el Atlántico y el Mediterráneo, una puerta de entrada y salida de miles de especies migratorias marinas que recorren sus corrientes buscando un lugar cálido donde alimentarse o reproducirse.
Cuenta la leyenda que las aguas del mar de Alborán fueron surcadas por el capitán Alborani, un pirata berberisco que asolaba las costas de Málaga.
En aguas de Alborán las tortugas marinas -verde, boba, carey y laúd- son una de las especies que vienen a este mar y animales de sangre fría migran buscando comida y aguas cálidas.
"Con el agua fría se quedan aletargadas", explica a Efe el director del Aula del Mar de Málaga, Juan Jesús Martín, que recuerda que la "tortuga boba"es el tipo más frecuente de galápago que pasa por Málaga durante primavera y verano.
A lo largo de la costa malagueña se pueden avistar orcas, zifios de Cuvier, calderones grises, cachalotes o ballenas yubartas, pero es el delfín común el que tiene la población más importante de la zona y se concentra en Benalmádena, donde "normalmente no se acercan a la costa e intentan guardar la distancia", asegura el biólogo.
Muchas de estas especies recorren miles de kilómetros para llegar a este mar rodeado de tierra. Martín cuenta el caso de una tortuga marina a la que le pusieron un transmisor satélite para controlar su trayectoria y "estuvo dos o tres días en el golfo de Cádiz, dos más en Mauritania y a los 32 días transmitió desde las Islas Bermudas".
No sólo peces espada, atunes o mantas raya atraviesan este "lago"salado, más de 20 especies de tiburones -martillo, zorro, jaquetón, cerdo o pintarroja- buscan en Alborán el alimento que terminan encontrando en este mar repleto de multitud de especies.
El tiburón tigre es el que más frecuenta la zona; el peregrino, que se caracteriza por no tener dientes y comer plancton, asoma en contadas ocasiones la aleta dorsal; y uno que no tiene mucha vergüenza en acercase a la costa es la tintorera.
El biólogo dice que la especie más rara que ha visto durante los últimos cinco años fue una foca de cascos proveniente del norte de Escocia, cuyos ejemplares jóvenes son exploradores y pueden hacer mas de mil kilómetros de costa sin tocar tierra hasta el punto de que el año pasado se metió una en el río Guadalmedina, en la capital malagueña.
A las tortugas, tiburones o delfines el impacto del ser humano no les deja indiferentes y esto "se ha notado en la migración de la población de algunas especies debido a las almadrabas de los pescadores y sus redes", cuenta el director del Aula del Mar.
No solo las redes de los pescadores merman la migración de los animales, la navegación de los barcos es un factor a tener en cuenta "porque si es paso obligado para las especies migratorias también lo es para los buques mercantes, navíos de guerra, cruceros y buques petroleros", afirma el experto.
Además, la elevada urbanización de la zona costera hace muy difícil que especies como las tortugas puedan tener la oportunidad de reproducirse y encontrar playas vírgenes o no urbanizadas donde dejar sus huevos, lamenta Martín.
El fondo del mar de Alborán esconde corales de color naranja que crean un paisaje acuático y junto a los arrecifes vinculados a los acantilados de Maro y a las especies marinas migratorias se encuentran estancados en esta puerta y en el tiempo las galeras de los pecios fenicios, romanos y árabes, cargadas de ánforas que en su día estaban llenas de vino, aceite y trigo.