Ladrones de récord

«La casa de papel», de Antena 3 y el último éxito de Netflix, genera una legión de fans en todo el mundo e inédita en la televisión.

Lo habitual en televisión es que una serie fabricada en Hollywood se convierta en un éxito rotundo y genere una oleada de fans en todo el mundo, pero es totalmente insólito que ese fenómeno se origine con una producción española. Con un presupuesto irrisorio, si lo comparamos con lo que se invierte en la ficción en Estados Unidos, se han producido las dos primeras temporadas de los ladrones pertrechados con monos rojos y con sus rostros cubiertos por caretas de Dalí que han conquistado a los abonados a Netflix. La ficción original de Antena 3 es la serie de habla no inglesa más vista en la historia de la plataforma televisiva. No parece quedar tan lejos un escenario en el que veamos a la producción creada por Álex Pina nominada a unos premios internacionales.

Las cifras millonarias de seguimiento, que no se han concretado, vienen acreditadas también por multitud de anécdotas inspiradas por el robo ficticio de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, liderado por El profesor, personaje ascendido al podio de los grandes malos de la ficción, como antes lo fueron Cersei Lannister («Juego de tronos»), Ben Linnus («Perdidos») o Negan («The Walking Dead»), y al que secundan un grupo de peculiares criminales, personajes todos ellos cargados de aristas, roles con los que ha empatizado la audiencia global.

El elenco actoral asiste atónito a esa locura llamada popularidad televisiva y sus cuentas en las redes sociales se han colapsado en cuestión de meses. Solo un dato: Úrsula Corberó (Tokio) supera los cinco millones de seguidores en Instagram y se erige como la mayor «instagramer» española, por encima de Georgina Rodríguez, la novia de Cristiano Ronaldo. Pero esta fiebre se extiende a otros, como Álvaro Morte (Salva/Sergio) y Jaime Lorente (Denver), que ya rozan los tres millones de seguidores, cuando hace unos meses contaban con apenas 150.000.

Desde el pasado 6 de abril, que se empezó a emitir la segunda temporada, se han acumulado consultas en el Registro Civil argentino sobre los nombres de sus protagonistas y a día de hoy se sabe que ya hay tres bebés en la Patagonia a los que han llamado Nairobi, Río y Berlín. «No hay antecedentes de tantas consultas en tan poco tiempo», decía al diario «Clarín» Mariano Cordeiro, director del registro porteño.

Turismo seriéfilo

Argentina es solo uno de los ejemplos del furor que ha desatado la serie. El boca a boca ha dado sus frutos también en Francia, India, Arabia Saudita, Turquía, Uruguay y Brasil, y sigue extendiéndose como una telaraña. Sin embargo, en Turquía cuenta con tantos seguidores como detractores y algunas autoridades políticas, como el ex alcalde de Ankara, Ibrahim Melih Gökçeh, pidieron su retirada por considerarla «un símbolo de rebeldía». Por otra parte, el 24 de mayo, un grupo de youtubers brasileños protagonizó un altercado con los funcionarios de la prisión de Cotel (Recife) al tratar de entrar disfrazados como los personajes de la serie.

Asimismo, su banda sonora también cautiva adeptos. El tema central de la ficción, «My life is going on», de Cecilia Krull, acumula más de siete millones de reproducciones en Spotify, y en YouTube se multiplican las versiones como si se tratará del último éxito de Beyoncé o Rihanna. Igualmente, el himno que entonan los protagonistas de la serie, «Bella Ciao», cantado por la resistencia italiana durante la Segunda Guerra Mundial, se puede escuchar en los estadios de fútbol de medio mundo. Aficiones como la del Atlético de Madrid entonaron su propia versión en la final de la Europa League y la hinchada argentina adaptó la letra de la melodía durante la fase clasificatoria para el Mundial de Rusia 2018 que se celebrará a partir de julio.