Comunidad de Madrid
Maestros contra la intolerancia
Tres figuras trabajan con la cantera ante la incertidumbre de futuro con Ahora Madrid en el Ayuntamiento
Llegar a ser figura en el toreo es casi un milagro. Pero al que llega, podrá el toro quitarle la vida, pero la gloria jamás». Esta frase, presente a la entrada de la plaza de la Escuela de Tauromaquia de Madrid Marcial Lalanda, no sólo es el lema que encabeza esta escuela, sino el punto de unión de esta profesión con la realidad. Este centro ha doctorado a casi 200 matadores. La escuela está inmersa en una nueva andadura desde que hace casi tres años José Luis Bote junto al Patronato de cultura, quien dirige la escuela desde el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, planteara a José Pedro Prados «El Fundi» y a José Miguel Arroyo «Joselito» renovar y dar un nuevo toque al centro. «Vi la ilusión que tenía Bote en el proyecto y al entrar los tres juntos podríamos arroparnos entre nosotros. Son nuestros orígenes y esta escuela ha significado todo, por lo que aceptamos la idea y tiramos para adelante», comenta El Fundi mientras observa a sus alumnos torear de salón. Tres amigos, tres toreros que el destino unió en la adolescencia, en ese mismo lugar donde hoy enseñan a sus discípulos, acompañados en el profesorado por el también matador Rafael de Julia.
Bote explica que «la idea principal de esta etapa es seguir el patrón de la enseñanza que hemos recibido y a partir de ahí, formar, primero al hombre y después al torero», y añade que «los valores éticos forman parte de una de las esencias de esta profesión». Valores como la entrega, la responsabilidad, la perseverancia, la superación y el respeto a la tauromaquia y a los demás enriquecen, y mucho, la personalidad de estos jóvenes. El plan educativo del centro engloba clases teóricas y prácticas con preparación física, dirigida por el ex atleta José Luis Cabrero. Las asignaturas principales son: la lidia; las suertes del toreo; y la autosuficiencia, es decir, aprender todo lo relacionado con el torero, desde cómo vestirse hasta la actitud que debe mostrar. Contar con un buen equipo docente es imprescindible para forjar buenos toreros Joaquín López del Ramo, antiguo alumno de la escuela, se encarga de explicar los encastes, y el periodista Paco Aguado, la historia del toreo.
David Guillén es el psicólogo encargado de conocer a los alumnos más allá de lo que muestran y liberarles de todos sus problemas. Ésta es una de las novedades incluidas en esta fase. «Ha sido una gran sorpresa porque son los alumnos quienes le buscan a él para desahogarse», comenta Rafael de Julia al respecto. Una tónica habitual en esta escuela es que el alumno tenga y mantenga un buen expediente académico. En ese sentido, Bote asegura que «si no aprueban, no torean».
A día de hoy, el grupo lo forman 38 alumnos y su paso por la escuela dura entre cuatro y cinco años. «Cuando debutan con caballos nos desvinculamos de su carrera, aunque pueden seguir viniendo a entrenar», asegura El Fundi. La tauromaquia está en un momento político crucial, aunque a pesar de las intenciones de Manuela Carmena de retirar las subvenciones a la escuela, «nadie se ha manifestado al respecto, nosotros continuamos con nuestra labor, pero de momento, no sabemos nada» afirma Bote. Y es que el brillo de sus ojos y la ilusión de cumplir un sueño es lo que hace que estos chicos dejen a un lado todo lo que infecta la profesión y luchen por ser figuras del toreo.
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