Feria de Bilbao
Madrid también le espera, Su Majestad
Las Ventas (Madrid). Vigesimocuarta de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de Cuadri, bien presentados y con mucho peso. El 1º, noble y de buen juego; el 2º, movilidad y nobleza, embiste a media altura, pero buena condición; el 3º, de media arrancada y sin entrega; el 4º, noblote y de escasa transmisión; el 5º, descastado; el 6º, peligroso. Tres cuartos de entrada.
Javier Castaño, de blanco y oro, estocada (silencio); estocada, descabello (silencio). Iván García, de teja y oro, cuatro pinchazos, aviso, descabello (silencio); media, dos descabellos (silencio). José Carlos Venegas, de frambuesa y oro, que confirmaba la alternativa, pinchazo, estocada, aviso (saludos); media estocada, tres descabellos, aviso (saludos).
Al Rey no le hizo falta acudir ayer a Madrid para estar. Se le espera mañana, como es tradición, para presidir la Corrida de Beneficencia de Las Ventas. Aún así fue la gran noticia que daba la vuelta al ruedo y al tendido, todo simbólico, se entiende. Aquí, en la Monumental es santo y seña. Lo fue su madre, que acudía tarde sí y otra también al Palco Real y desde hace tiempo, más allá de lo que obliga el protocolo, lo hace su hija, la Infanta Doña Elena. El Rey abdicó ayer después de años de rumores y 39 en el trono. No había más mundo, más vida, hasta que nos sentamos en la Monumental recién pasadas las siete de la tarde. Era el turno de la corrida de Cuadri pisando ya el último tramo isidril. Un corridón de toros.
Confirmaba alternativa José Carlos Venegas con un ejemplar de buen juego, noble y con recorrido en el viaje. Parecía elegido para la ocasión. La voluntad del matador tuvo en el poco bagaje la fisura. El sexto, violento y con mucho carbón, toro de moneda al aire y sorpresa, nos hizo pasar un mal rato y de hecho le cogió para partirle por la mitad. Después pasó por la enfermería y el pronóstico fue leve; el susto había sido mayúsculo. No volvió la cara nunca, eso queda en su haber e intentó hacer las cosas con corazón, qué demasiado era, la falta de técnica nos abultó los miedos y las dificultades del toro. Javier Castaño se llevó el otro Cuadri de buena nota del encierro, que fue el segundo, noble, con movilidad y a media altura. No apretó Castaño el acelerador y la banalidad se llevó por delante el trasteo; también con el sosote cuarto. Su cuadrilla sí se desmonteró. Dos de dos. No fallan.
Iván García no tuvo opción con un quinto descastado y pasó discreto con un tercero de corta arrancada y sin entrega. La tarde era del Rey, salvo las dos ovaciones que recogió José Carlos Venegas, nos cundieron los silencios. En esta cuenta atrás, estamos a la espera, Su Majestad. Y de ser, será en Beneficencia, claro. Cuántos años, cuántas imágenes se vienen a la memoria.
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