Albacete
Los rejoneadores calientan la feria
Ventura y Munera abren la puerta grande y Cartagena lo hace a pie con polémica
Ventura y Munera abren la puerta grande y Cartagena lo hace a pie con polémica
Albacete, 11 de septiembre. Cuarta de feria. Lleno. Dos toros, primero y tercero, de Ángel Sánchez y Sánchez, y cuatro de Niño de la Capea, desiguales de presencia y juego.
Andy Cartagena, pinchazo, ovación; rejonazo, oreja con tres vueltas al ruedo y bronca al presidente.
Diego Ventura, rejonazo y descabello, oreja; rejonazo dos orejas.
Juan Manuel Munera, pinchazo, rejonazo y dos descabellos pie a tierra, silencio; rejón, dos orejas.
Está comprobado que la corrida de rejones está ya plenamente introducida y asentada en todas las ferias y los resultados así lo justifican. Lleno en las plazas y entusiasmo en los tendidos, saliendo casi siempre satisfecha la gente.
No podía ser de otra forma en Albacete y la cuarta función de su abono, dedicada al arte del toreo a caballo, fue todo un éxito en todos los aspectos. La gente que abarrotó el coso del paseo de la feria se lo pasó en grande y, al final, Ventura y Munera salieron a hombros y Cartagena, aunque a pie, también tiene que ser considerado como triunfador en este festejo en el que se corrió un conjunto de toros de hasta cuatro hierros distintos, si bien los de Carmen Lorenzo y San Pelayo, así como el propio, pertenecen a Pedro Gutiérrez Moya.
Abrió plaza el primero de los dos que se lidiaron con el hierro de
Sánchez y Sánchez, un astado del que Andy Cartagena estuvo muy por encima, perdiendo ya una oreja al provocar un escandaloso vómito el rejonazo final. Con el cuarto el de Benidorm fue todo espectáculo, haciendo todo el gasto ante un toro sin especial entrega, entusiasmando con sus números y habilidades antes de matar fulminantemente, siendo obligado a dar hasta tres vueltas al ruedo tras no conceder el palco la segunda oreja que pedía el público.
Diego Ventura fue el gran triunfador de la tarde, dejando una primera faena en la que brilló sobremanera al quebrar y banderillear, apurando totalmente a su oponente. Tiró de paciencia para encelar al manso quinto en otra demostración de poder y ciencia lidiadora en una faena siempre a más y en la que exhibió su total dominio sobre toro y caballos.
También gustó mucho la actuación del rejoneador local Juan Manuel Munera, que evidenció estar muy puesto y poseer una muy notable cuadra, con caballos como Misterio, Panamá, Deseo, Quejío o Poveda.
Dejó llegar mucho a su primero, arriesgando no poco en busca de un premio que perdió al tardar en matar. Con el que cerró plaza anduvo solvente y entregado, dejando ver temple y pulso, matando, ahora sí, con prontitud y eficacia...
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