Sevilla
La gesta la acabó haciendo Escribano
La sangre de El Juli ha dejado un reguero de triunfos. Antonio Nazaré le cortó dos orejas a un toro del madrileño el viernes de la cogida y Manuel Escribano, que entró sustituyéndolo, desorejó al miura que cerraba ayer la feria. La expectación que generó el gesto de El Juli llenó La Maestranza. Hacía años que no se veía esa entrada para la «miurada». Los que compraron el boleto buscando a El Juli se encontraron con otra gran sorpresa.
El último que desorejó a un «Miura» fue Jesús Millán hace una década. Tarde vibrante como la de ayer. También Millán con un terno blanco que lo acabó remendando con un pantalón vaquero después de una cogida. Y también Millán se fue a portagayola como lo hizo ayer por partida doble el de Gerena.
Escribano triunfó a carta cabal, poniendo su vida en una bandeja. Llegaban certezas y rumores del buen momento del diestro sevillano, pero nadie se imaginaba tanto. Algunos, sí. Zocato, el gran crítico francés, que mucho lo ha visto en el ambiente torista de la Provenza, ganó una cena. Sabía cómo silbaba el tren.
La ausencia de las grandes plazas, la diáspora por Francia y Venezuela, han modelado un torero nuevo, que si no firma veinte corridas a partir de mañana es porque la Fiesta es así de injusta. Con 48 horas escasas le sonó el teléfono para sustituir a El Juli. Y con la de Miura. Escribano llevó galleando al tercero al caballo, lo quebró por los adentros en banderillas, pedresina en el arranque de faena y manoletinas de epílogo.
¿Quién dijo que esto no se le puede hacer a un «Miura»? Con el pinchazo se esfumó la oreja, pero lo mejor estaba reservado para el sexto, el último toro de la tarde, el último de la feria. Fue el toro de la corrida –excesiva la vuelta al ruedo– ...pero un Miura. Y Escribano lo toreó olvidándose del hierro de las dos asas, esas que los revisteros antiguos decían que eran para que los toreros se agarraran fuerte... que venían curvas.
No era el Escribano bullidor el que estaba delante, sino otro Escribano, el Escribano de después de la diáspora. Frótense los ojos, pero llegaron los naturales largos y templados. Y las trincherillas juncales. El público en pie que no se lo creía.
Temperatura de triunfo grande cuando se fue a por la espada. La plaza contuvo entera la respiración, empujando. La espada entró hasta los gavilanes. Con el triunfo de El Juli empezó la feria y con el de Escribano ha terminado. Entre tanto, aquella media de Morante en la feria de abril de 2013...
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