Estados Unidos
En Denver gustan los toros
La capital del estado de Colorado acogió el pasado sábado una corrida de toros incruenta en la que participaron los diestros Antón Cortés y Antonio Rosales
Los habitantes de la ciudad estadounidense de Denver pasaron del rodeo al festejo taurino. Y les gustó. La Fiesta llegó a la capital del estado de Colorado con el nombre de «Día de Toros» y de la mano de los diestros Antón Cortés, Antonio Rosales, del banderillero Ángel Otero, de recortadores y forcados. Todos ellos cruzaron el Atlántico para participar en una corrida de toros incruenta que consiguió el lleno del recinto.
La aventura «ha sido un bombazo, un éxito artístico y de entrada», afirma José María Vivas, gerente de Tororecorte, empresa organizadora y coordinadora del evento en España junto a la sociedad Tommy Productions, en Denver. «No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar - continúa Vivas - pero la acogida y el trato recibido ha sido sorprendente».
Los toreros se hospedaron en el mejor hotel de colorado y han intervenido en televisiones y radios del estado. Además, dos días antes de la corrida, en uno de los rodeos, «anunciaron que había toreros españoles en el recinto e hicieron que salieran a saludar en medio del espectáculo; los han trato como verdaderos ídolos».
Durante la organización del festejo, el empresario de Tororecorte insistió en «el respeto a la liturgia, a la fiesta» dentro de las posibilidades de una corrida incruenta. Para ello, los organizadores de Denver construyeron incluso burladeros, que no constaban en el ruedo del rodeo, para simular al máximo una plaza de toros.
Asimismo, artísticamente el espectáculo ha sido un éxito. Tanto los matadores de toros y banderillero como los recortadores y forcados pudieron lucirse en sus respectivas disciplinas ante utreros de Manuel Marco, bien presentados y con calidad en sus embestidas. No se realizó la suerte de varas, las banderillas se colocaron sobre velcro y se simuló la suerte suprema, pero se realizó el paseíllo y se dieron vueltas al ruedo.
Por su parte, los toreros destacan «la calidad, el temple y la cadencia de los novillos toreados», además de la buena respuesta del público: «Allí están acostumbrados a gritar para reconocer lo que les gusta, pero al final incluso acabaron aplaudiendo», señala José María Vivas.
Dado el éxito conseguido y la buena respuesta del respetable, la Fiesta volverá a viajar a Estados Unidos. «Este tipo de espectáculos se va a abrir en un abanico de ciudades estadounidenses», asegura el gerente de Tororecorte. Así, Norteamérica se vestirá de luces en más de una ocasión para acoger una tradición que no le es tan ajena como parece.
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