Hermanos García Jimenez
Con el deber cumplido
Padilla se despidió de Castellón paseando su última oreja en esta plaza
Castellón. Tercera de feria. Media entrada. Dos toros de Peña de Francia, primero y cuarto, dos de Marca, quinto y sexto, uno de Olga Jiménez, segundo, y otro, tercero, de Hermanos García Jiménez. Conjunto muy dispar, noble y flojo.
Juan José Padilla (de azul noche y oro), entera caída, vuelta al ruedo; entera, oreja.
Juan Bautista (de verde botella y oro), pinchazo y media, ovación; media y descabello, ovación.
Miguel Ángel Perera (de carmelita y oro), entera, oreja; pinchazo y estocada, palmas.
De las cuadrillas destacaron Rafael González, César Fernández e Ignacio Rodríguez.
La primera corrida de la feria se tramitó con un encierro de Matilla compuesto por dos ejemplares de Peña de Francia, dos de Olga Jiménez, otro con el hierro de García Jiménez Hermanos y dos de Marca. Conjunto desigual de presencia y con muy poca fuerza, lo que condicionó definitivamente su juego.
Padilla, durante la faena de muleta
Se enfrentó Padilla a una mole de más de 600 kilos en su primer turno. Un toro que entró al paso al caballo, dejándose pegar sin apenas enfadarse y se hizo el remolón en el segundo tercio, en el que el jerezano banderilleó con facilidad. Brindó al público correspondiendo así a la ovación que se le dedicó al deshacerse el paseíllo y cumplió un trasteo templado y suficiente a un ejemplar que aguantó más de lo esperado, perdiendo la oreja al caer la espada algo baja.
El cuarto fue más vivo de salida y animaron mucho a la gente las cuatro largas de rodillas con que la recibió Padilla, que también aprovechó ese ímpetu para lucirse en el segundo tercio. Luego la res perdió fuelle, teniendo su matador que cuidarle y llevarle con suavidad en un trasteo en el que dio mucha fiesta a la gente, yéndose de esta plaza y esta feria con el deber cumplido.
Juan Bautista, ejecutando un lance
Veroniqueó con gusto y empaque Juan Bautista al segundo, al que tuvo que cuidar mucho tras los demasiados capotazos que se le dieron en los primeros tercios y su poca energía. Tan poca que en cuanto su casta le llevaba a perseguir el engaño se iba al suelo, teniendo que conformarse el diestro de Arles con un quehacer conservador y técnico pero ayuno de emoción.
El quinto fue el mejor hecho de la corrida pero ya se derrumbó al salir del caballo. Tuvo voluntad embestidora pero le faltó motor para moverla, dejando que Juan Bautista volviese a mostrar su oficio y buenas maneras es una faena en la que la brevedad fue virtud.
Imagen de Perera, esta tarde, en Castellón
Manseó descaradamente en el peto el feo y desgarbado tercero, al que Miguel Angel Perera enseguida supo meter en la muleta citando de lejos y llevándole muy toreado y sometido. Le fue dando respiro para animarle y ligó sin enmendarse los muletazos en series limpias y mandonas, corrigiendo las dudas que tuvo el toro al natural hasta sacar un trasteo poderoso y firme, aguantando sin inmutarse los parones de un animal al que supo ir haciendo poco a poco y del que sacó todo.
Agarró un buen puyazo Ignacio Rodríguez al sexto, al que Perera se empeñó en torear en terrenos de mucha cercanía, protestando siempre en el de Matilla, que pidió sitio y distancia sin que finalmente hubiese sintonía entre las partes.
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