Albacete
Bailando bajo la lluvia
El festejo de rejones se suspendió a la muerte del cuarto toro
No auguraban nada bueno las densas capas de nubes cárdenas -y con el trapío de un pabloromero- que ensombrecían la centenaria plaza de Albacete poco antes de que se iniciase el segundo festejo del abono. Una función que logró que los tendidos se llenasen y en la que dos de las actuales figuras del rejoneo y un rejoneador de la tierra, que anda por buen camino para ser tenido en cuenta, se enfrentaron a un encierro de los herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, una ganadería cuyos productos de encastre murube vía Niño de la Capea está logrando hacerse un hueco en las corridas de rejones.
Sin embargo la tarde comenzó bien, templando Cartagena con pasmosa facilidad a su primero, al que toreó en sentido literal utilizando a sus caballos como capote. Hizo mucho y todo bien para sacar una labor brillante que parecía que iba a tener premio pero... el puntillero levantó al toro y este tomó aire, teniendo Andy que echar pie a tierra para descabellar, sonó un aviso y ya la gente se enfrió y se esfumó la oreja.
También Diego Ventura perdió su premio al fallar con el rejón de muerte. Antes había atemperado al segundo con hasta tres rejones de castigo para, después de encelar a su oponente de manera impecable, entusiasmando luego al banderillear con “Bronce”, clavando cortas con “Remate” y con las espectaculares levadas que hizo “Illas”.
Ya con la lluvia amenazando muy seriamente, Juan Manuel Munera, que se conformó con dejar un único rejón de salida a un toro que miró con insistencia las tablas, evidenció una excelente monta y cautivó llevando a dos pistas al de Sánchez y Sánchez sobre “Dámaso”. Derrochó entusiasmo y disposición y aunque el rejonazo final se le fue contrario y un poco abajo, el paisanaje le procuró una merecida oreja.
Otra se le concedió a Cartagena ya bajo el diluvio universal y se le pidió con fuerza la segunda. Dejó llegar mucho al cuarto, animal con más volumen, consintiendo una barbaridad y entusiasmando a la concurrencia cuando puso a sus caballo a bailar al son de “Churumbelerías”. Clavó siempre arriba y al estribo, combinando la más estricta ortodoxia con su particular espectacularidad, haciendo las delicias de un público que cuando rodó el toro huyó en desbandada. Y no era para menos. Llovía a cántaros y el viento racheado hacía imposible buscar refugio. La suspensión fue lo más lógico y sensato.
Albacete, 9 de septiembre. Segunda de feria. Lleno.
Toros de Ángel Sánchez y Sánchez, bien presentados y de buen juego en general.
Andy Cartagena, rejonazo y descabello pie a tierra, aviso, ovación; pinchazo y rejonazo, oreja con petición de la segunda.
Diego Ventura, tres pinchazos, y un descabello pie a tierra, palmas.
Juan Manuel Munera, rejonazo, oreja.
La corrida se suspendió a la muerte del cuarto toro debido a la fortísima tromba de agua y viento.
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