La sorprendente propuesta del alcalde de Guadalix de la Sierra sobre la casa de 'Gran Hermano': "No deja de ser historia del municipio"

Guadalix de la Sierra es y será siempre recordado por ser el pueblo de 'Gran Hermano'. A inicios de siglo, la localidad subía a la palestra tras ser elegida como sede de la segunda edición del 'reality', realizado anteriormente en Soto del Real. Tras casi 25 años de montañas rusas emocionales y cientos de aspirantes descubiertos, la casa cerraba sus puertas tras 'Gran Hermano: Dúo 3' para confirmar el traslado del concurso.

Así pues, mientras las nuevas ediciones del programa buscan un sitio donde alojarse, los vecinos de Guadalix de la Sierra se preguntan, ¿qué pasará con 'La Casa'?El alcalde del municipio, el socialista Borja Álvarez, ya ha expresado su intención de crear un proyecto que mantenga parte de la magia del formato en la localidad.

Un espacio para recordar

La idea principal que se plantea desde la alcaldía es la de crear un museo dedicado a la historia del programa. La opción, según Álvarez, aún sigue en el aire, pero permitiría realizar pequeños tours para que los seguidores del programa puedan descubrir los rincones que llevan viendo años en televisión.

"Lo primero que se nos ocurre es que el pueblo pueda de algún modo visitarla de manera ordenada", explicaba el alcalde. Él mismo tilda la posibilidad de "interesante", pero también ha expresado que los vecinos son su prioridad, teniendo en cuenta que Guadalix era extremadamente visitado debido al 'reality'.

Un pueblo nacido para acaparar las cámaras

En cuanto a la marcha del programa de la comarca, Borja Álvarez admite sentirse alicaído. "Estamos un poco tristes de que se vayan después de tantos años. No deja de ser historia del municipio". Como él mismo señala, el pueblo también es recordado por un reconocido largometraje: 'Bienvenido, Mister Marshall'. "Somos un pueblo de tele", afirma rotundamente Álvarez.

Sobre las visitas de los fans durante las primeras ediciones, el alcalde las recuerda con una mezcla de optimismo y angustia. "Se generaba mucho revuelo y evidentemente la hostelería lo notaba. A día de hoy, diría que poco. No puedo decir que nada, pero poco. Algún despistado viene y nos pregunta por la casa, pero antes era diario, con autobuses llenos de gente a ver la casa. Y sí que se notaba muchísimo".