Estreno
Nicole Kidman demuestra que hay vida, a pesar de la adversidad
«Expatriadas», lo nuevo de Prime Video, no es una serie fácil, pues se trata de una historia que navega entre el dolor y la incertidumbre. En ella, la frustración es válida
En el corazón de «Expatriadas» palpita un enigma que recuerda a los misterios que han impulsado innumerables documentales de crímenes reales y otras tantas ficciones. En una noche cualquiera en Hong Kong, el pequeño Gus desaparece durante una salida familiar, generando preguntas urgentes: ¿Dónde está? ¿Quién se lo llevó?
No obstante, en la serie que Prime Video estrenó con dos episodios, las respuestas a estas preguntas son esquivas. Más bien, la narrativa de «Expatriadas» se sumerge en explorar cómo lidiar con la incertidumbre, la injusticia y el dolor profundo. A lo largo de los seis episodios de la primera temporada, la serie aborda temas como el sexismo, el clasismo, el exilio voluntario y la familia. Aunque algunos de estos temas son tratados de manera más efectiva que otros, la serie se destaca por enfrentar las complejidades de sus personajes en lugar de proporcionar soluciones simples y tramas ordenadas.
Bajo la dirección de Lulu Wang («The Farewell») y basada en la novela de Janice Y.K. Lee, «Expatriadas» se centra en tres mujeres estadounidenses en Hong Kong. La primera en escena es Mercy, una joven de 25 años interpretada por Ji-young Yoo, cuya voz guía la narrativa. Mercy expresa su deseo de entender a personas que han causado tragedias, como ella. Este monólogo interno se dirige a Margaret, interpretada por una Nicole Kidman intensa y brillante, una madre devastada por la pérdida de Gus, su hijo, y atrapada en su propio dolor.
Margaret, una mujer frágil y distante, pero capaz de traspasar límites morales sin pensárselo dos veces, que se apoya en Clarke, su esposo interpretado por Brian Tee, quien lucha por mantener la estabilidad familiar. Desde la muerte de Gus, Margaret ha perdido interés en casi todo, incluso en su amistad con Hilary (Sarayu Blue), quien atraviesa su propia crisis con su esposo David (Jack Huston).
La narración de «Expatriadas» es lenta, aunque nunca aburrida, y se apoya en las desgarradas interpretaciones del reparto y en la complejidad emocional de los personajes. Escenas como la de Margaret llorando en un apartamento alquilado para escapar de su familia, al darse cuenta de cómo está aterrorizando a sus otros hijos con miedos incontrolables, son realmente estremecedoras. Por su parte, Mercy explora un romance complicado, mientras que Hilary enfrenta la ambivalencia sobre el matrimonio y la maternidad. La serie evita tramas simples y se adentra en las incómodas verdades de sus personajes. Cada primer plano, cada silencio, es como un grito ensordecedor que siempre tiene un significado mayor del que parece.
Pero «Expatriadas» se distingue por su empatía expansiva. Va más allá de las historias de estas tres familias y captura detalles aparentemente irrelevantes, pero reveladores de la vida en Hong Kong. La serie dedica un episodio extenso a explorar diversos rincones de la ciudad, desde barrios de clase alta hasta protestas prodemocracia y grupos de trabajadoras filipinas. Esta desviación, aunque enriquecedora, es corta, lo que impide una exploración profunda de estos personajes y comunidades. La serie también da voz a personajes periféricos como Puri (Amelyn Pardenilla), la asistente de Hilary, y arroja luz sobre relaciones previamente vistas desde una perspectiva unilateral. Revela las carencias de la relación entre Margaret y Essie (Ruby Ruiz), la criada de la familia, subrayando la falta de inclusión de Essie en el duelo por Gus, al que crio desde su nacimiento.
Sin embargo, la serie es consciente de su perspectiva de expatriados, reflejada en el personaje de Charly (Bonde Sham), quien recrimina a Mercy por involucrarse en asuntos que no son su lucha, ya que es una «turista y puede irse», sin más. Esta condición se refleja en la falta de resoluciones claras y en la aceptación de que algunas preguntas pueden quedar sin respuesta.
Aunque «Expatriadas» no proporciona una conclusión satisfactoria para el destino de Gus o un nuevo comienzo para sus personajes, su consuelo radica en reconocer el dolor, aceptarlo y mostrar empatía hacia seres imperfectos. La serie ofrece una visión realista y desafiante de la existencia, destacando que nadie está completamente solo en su sufrimiento. Es un sentimiento que no se muestra explícito en las imágenes perfectamente cuidadas, pero que surge de manera espontánea en el espectador, abducido por la historia. La serie nos recuerda que no estamos solos cuando sufrimos, luchamos y nos vemos afectados por lo horrible de la existencia, porque otros tantos están experimentando lo mismo y el mundo seguirá girando de todos modos. Pero bajo el prisma de Wang, «Expatriadas» se convierte en una afirmación de la vida a pesar de la adversidad.
Un equipo multifacético tras bastidores
Lulu Wang, creadora y directora de «Expatriadas», también asume el rol de productora ejecutiva junto a Daniele Melia para Local Time. Nicole Kidman, productora ejecutiva con Per Saari para Blossom Films, colabora con la primera guionista, Alice Bell. Theresa Park de Per Capita Productions y Stan Wlodkowski actúan como productores ejecutivos. Vera Miao, Gursimran Sandhu y la autora Janice Y. K. Lee contribuyen al guion junto a Bell y Wang. Este equipo multifacético aporta una riqueza creativa a la serie, fusionando talento y experiencia para dar vida a «Expatriadas» con una narrativa cautivadora.
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