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Rubén Torres aclara su principal secuela física tras 'Supervivientes 2024'
El bombero fue finalista de la última edición del reality de Telecinco junto a Pedro García Aguado, quien logró el premio de 200.000 euros
Rubén Torres, el segundo finalista de 'Supervivientes 2024', ha compartido las consecuencias físicas que sufrió durante su estancia de 104 días en las islas hondureñas del programa. A pesar de su destacada actuación, que le valió para estar en la final junto a Pedro García Aguado, Torres ha revelado que su paso por el programa dejó secuelas significativas.
Durante su participación en el reality de Telecinco, Rubén Torres enfrentó duras pruebas, hambre y condiciones meteorológicas adversas. Estos desafíos no solo pusieron a prueba su resistencia física, sino que también tuvieron un impacto duradero en su bienestar. Dos semanas después de la final del programa, Torres ha hablado sobre estas secuelas en el podcast de Mediaset"En todas las salsas".
Una de las secuelas más notables que mencionó Rubén Torres es la ansiedad por comer, una condición que describe como constante desde su regreso a la vida normal. “Tengo ansiedad por comer”, confesó el bombero, aclarando que, a diferencia de otros concursantes, no tuvo problemas para readaptarse a dormir en una cama. “Yo perfecto, eso que dicen de dormir en el suelo yo para nada. Yo enganché el colchón y de locos. Sí que es verdad el silencio. A mí me encanta dormir en silencio y allí desde que entras estás todo el rato con el ruido de las olas y los pájaros”, explicó Torres.
Además de la ansiedad por comer, Torres también habló sobre las marcas físicas que le dejaron las pruebas del programa. Sin embargo, enfatizó que la ansiedad por la comida es la secuela más persistente. “Porque comes y estás saciado de estómago, pero de cerebro no. El cerebro te dice: picotea algo más, picotea algo más”, reveló. Este fenómeno refleja cómo su cuerpo y mente han tenido dificultades para adaptarse a la normalidad tras los estrictos regímenes de comida del programa.
Rubén Torres también destacó la considerable pérdida de peso que experimentó durante su estancia en la isla. “Yo creo que habré perdido unos 16 kilos”, señaló. Desde su regreso, ha recuperado una parte significativa del peso perdido, alrededor de seis kilos en pocas semanas, lo que atribuye al "efecto rebote". “Te hinchas a comer y el efecto rebote no es que comas más por la ansiedad, sino que tu cuerpo, como sigue en modo 'supervivencia', cualquier cosa que comas lo retienes. Te retiene la grasa, el azúcar y todo”, explicó.
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