Opinión
¿Está mutando 'El Hormiguero' hacia un programa de entretenimiento reflexivo?
En su novela 'Un tal González', Sergio del Molino describe el programa como "hiperactivo, estroboscópico y anfetamínico"
En su libro 'Un tal González', el periodista y escritor Sergio del Molino comienza con la visita de Felipe González a 'El Hormiguero', que tuvo lugar el 26 de mayo de 2021. Y así describe el programa de Pablo Motos, certero y exagerado a partes iguales, el también colaborador de Onda Cero:
"Un espectáculo hiperactivo y estroboscópico al que los invitados van a divertirse. Es decir, van a bailar, a saltar, ser manteados, regados, embreados, fumigados y chamuscados por una caterva de personajes anfetamínicos".
Pese a que la definición parece sacada de un pasaje del 'Quijote' o de una carnavalada de un tratado antropológico de Julio Caro Baroja, hay verdad tras las palabras de Sergio del Molino que, por un lado están fuera de contexto y, por el otro, se valen de la caricatura en una obra que él mismo califica como novela.
Viene lo anterior a cuento de la reciente visita del Alfonso Guerra, el que fuera escudero de Felipe González, a 'El Hormiguero'. Llama la atención que en un programa "hiperactivo" la entrevista más seguida por la audiencia, con diferencia, haya sido la que le hizo Pablo Motos al que fuera vicepresidente del Gobierno. Superando con creces los números de las apariciones de dos cantantes internacionales y de dos actores de actualidad puestos en el mismo escaparate.
¿No lleva esto a la reflexión de que la audiencia busca en 'El Hormiguero', valga la redundancia, más la reflexión que la acción? De hecho, me juego los cuartos a que lo más visto y comentado de la semana que viene será la visita del escritor Arturo Pérez-Reverte el miércoles 29 a 'El Hormiguero'.
No crean que descubro América con esta apreciación. Es algo que el equipo de 'El Hormiguero', sin duda el mejor de la tele española, ha detectado hace ya tiempo. De ahí la implementación de las tertulias en pandemia (sí, también por necesidad; pero ahí siguen tres años después).
Si se fijan, el espacio para las explosiones científicas, los porrazos automovilísticos, los bailes virales, etcétera, se ha achicado por mor del cultivo de la tertulia. Podríamos afirmar, grosso modo, que es el triunfo de Juan del Val sobre El Monaguillo; de María Dabánsobre Marron.
No quita que ambas almas convivan en paz y armonía en 'El Hormiguero', pero "las letras" le comen terreno a "las armas". Ya no ponen al político de turno a correr en la cinta o a bailar, y su presentador cada vez se moja más ideológicamente. ¿El motivo? Quizás una audiencia más madura.