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Crisis
Prisa deja tirado a Sánchez: no pondrá un euro en su canal de TV
La empresa se desmarca del proyecto del Gobierno y solo aportará recursos en especie, mientras sus acreedores presionan para evitar riesgos financieros
![El grupo Prisa propone reestructurar su deuda a sus bancos acreedores](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages02/2019/08/23/87F95BB2-6FEB-467C-B94F-2C5AF5D7095A/98.jpg?crop=668,376,x0,y0&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
El Grupo Prisa ha tomado una decisión que marca distancias con el Gobierno de Pedro Sánchez: no invertirá dinero en el nuevo canal de televisión digital terrestre (TDT) que Moncloa pretende concederle. La compañía ha informado a sus acreedores que no comprometerá recursos financieros en el proyecto y que, en su lugar, solo contribuirá con elementos en especie, como su marca, personal y oficinas.
El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, ha dejado claro que no está dispuesto a destinar fondos a un canal que, según cálculos internos, no generará ingresos en al menos tres años. En un momento en que la empresa está inmersa en la refinanciación de una deuda de 800 millones de euros, la prioridad es evitar nuevos riesgos financieros. La decisión también responde a la presión de los acreedores, entre ellos el gigante Pimco, preocupados por la posibilidad de que su inversión termine en un proyecto con futuro incierto.
Mientras tanto, José Miguel Contreras, encargado de los contenidos de El País y la Cadena SER, sigue buscando inversores privados para sacar adelante el canal, que ya ha sido bautizado como Prisa TV. Según él, incluso con una cuota de pantalla del 2%, la iniciativa podría ser rentable. Sin embargo, el panorama de la televisión en abierto es más incierto que nunca, con el dominio de plataformas como Netflix y Amazon Prime minando la audiencia de los canales tradicionales.
La postura de Oughourlian también supone un desafío a la estrategia del Gobierno, que busca completar su red mediática con un canal de televisión alineado con su discurso. Desde Moncloa, el proyecto se presenta como una respuesta a lo que denominan "pseudomedios", pero dentro de Prisa hay una creciente tensión entre quienes ven en esta iniciativa una oportunidad y quienes temen que se convierta en un lastre financiero.
El conflicto ha abierto una brecha dentro del propio grupo mediático. Algunos accionistas, con afinidades políticas alineadas con el Gobierno, estarían maniobrando para forzar la salida de Oughourlian en la próxima junta general. El enfrentamiento no es solo una cuestión de dinero, sino de control sobre el rumbo editorial y empresarial de la compañía.
Mientras se desarrolla esta batalla interna, el futuro del canal sigue en el aire. Sin el respaldo económico de Prisa y con la incertidumbre sobre su viabilidad, la gran apuesta mediática del Gobierno podría quedar en punto muerto antes incluso de arrancar.
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